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Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. MATEO 19:21
Deberíamos alegrarnos el hecho de que no podemos colarnos en el cielo por una ventana cualquiera. Tenemos que alabar a Dios porque no entraremos al paraíso por un descuido suyo.
Hay quienes creen que Dios está tan ocupado con el mundo y con su mantenimiento, que no notará si alguien se cuela. Estás allí mil años antes de que Dios te vea y descubra que te metiste en el cielo. O, como eras miembro de tal o cual iglesia, Dios te dirá: Ah, sí, es una buena iglesia, así que entra nomás. Entras, pensando que todo está bien.
¿Recuerdas la historia que contó Jesús? Un hombre entró a la sala del banquete, pero no tenía traje. El que lo vio primero le preguntó qué estaba haciendo ahí. Estaba donde no debía estar, así que lo ataron y lo echaron fuera, a la oscuridad de la noche.
En el reino de Dios no habrá nada como eso, porque Dios, el Omnisciente, sabe todo lo que pueda conocerse y conoce a cada quien. Te conoce a ti, por eso Dios nunca permitirá que entre en el cielo alguien inicuo.
Doy gracias a Dios porque es el único encargado del cielo.
Oh, dulce y bendito reino, hogar de los elegidos.
Oh, dulce y bendito país que esperan ansiosos corazones.
Jesús, en su misericordia, nos lleva a ese lugar de reposo,
Eres grande con Dios el Padre y el Espíritu, siempre bendito.
BERNARD DE CLUNY, SIGLO XII
Anhelo, oh Padre, llegar a esa bendita tierra que les prometiste a quienes confían en ti. Mi lugar está en tu presencia, por eso anhelo estar contigo. En el bendito nombre de Jesús, amén.
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