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Por: Miguel Núñez

Este artículo forma parte de la serie «95 tesis para la iglesia de hoy» del Pastor Miguel Núñez

Basada en Santiago 5:14

Aquí podría hablar, por largo tiempo, acerca de prácticas que realmente representan, más bien, supersticiones que el pueblo llamado “evangélico” ha ido adquiriendo, pero que no tienen soporte bíblico. Y quizás, para comenzar, podría mencionar el uso de aceite a la hora de ungir. Santiago 5:14 habla de que si alguno está enfermo que llame a los ancianos de la iglesia, y que ellos vendrán y orarán por él, y le ungirán con aceite. Y luego habla de que la oración del justo puede mucho, o de que es poderosa y eficaz. No vamos a discutir nada de esas enseñanzas que están ahí plasmadas.

Pero lo que sí llama poderosamente la atención es que la Iglesia de hoy ha puesto la confianza en el aceite, algo que verdaderamente podría representar, y probablemente representaba, la unción del Espíritu de Dios, el cual estaba separando a esa persona enferma para tener un trato especial con ella. Ya en el proceso de la oración, Dios podía y puede sanar a la persona (como también puede no hacerlo, según Su voluntad); pero no depende del aceite que usamos.

Hoy en día, son muchos los que usan diferentes tipos de objetos con la intención de atraer el poder de Dios sobre una persona, sobre un lugar, sobre un grupo de personas o iglesias. De esa forma, entonces, podríamos pensar en otras iglesias. De esa forma, entonces, podríamos pensar en otras supersticiones evangélicas que tenemos hoy en día. Por ejemplo: algunos hablan de que “tienes que cubrirte con la sangre de Cristo ante cualquier peligro”. Realmente, no hay manera como yo pueda cubrirme con la sangre de Cristo; Cristo derramó Su sangre para el perdón de pecados.

El día en que nazco de nuevo, el día en que Dios me hace Su hijo, quedo cubierto por Cristo: por Su poder, por Su gracia, por Su fidelidad, por todo lo que Él es. Pero la idea de que para ir a expulsar un demonio, como algunos entienden, necesito primero cubrirme con la sangre de Cristo, como si eso fuera algo que me pongo y me quito, es una enseñanza, una vez más, de la iglesia moderna, que no tiene asidero ni en la historia de la iglesia ni mucho menos en la historia bíblica como la tenemos hoy. El ser humano tiende a la idolatría por naturaleza. Y de la misma manera, entonces, mucha de esta idolatría ha encontrado en ciertos círculos un tinte, por así decirlo, evangélico que está haciendo mucho daño porque ha reemplazado la confianza en Dios por fórmulas, rituales, objetos, cosas que no tienen nada que ver con la fe que Dios nos ha llamado a depositar en Él y solo en Él.


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