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Por: Charles Stanley
Algunas de las oraciones de David están registradas en el libro de los Salmos. Él alababa al Señor, confesaba sus pecados y clamaba en medio de las pruebas. Para tener una rica vida de oración como la de David, debemos evitar ciertos obstáculos:
– Una fe vacilante (Stg 1.5-8). Las dudas acerca de la fiabilidad de Dios disminuyen nuestra confianza en Él. Por tanto, no debemos permitir que nuestros sentimientos dicten lo que creemos.
– Los motivos incorrectos (Stg 4.3). No podemos esperar una buena respuesta cuando nuestras peticiones están motivadas por deseos egoístas. Dios quiere que oremos para que se haga su voluntad, no la nuestra.
– Los conflictos en las relaciones. Tener disputas con otras personas afectará nuestra comunicación con el Padre celestial.
– La falta de generosidad (Pr 21.13). A Dios le desagrada que ignoremos las necesidades de otros o que demos de mala gana.
– La indiferencia (Pr 28.9). La apatía hacia la Palabra de Dios es otra piedra de tropiezo. Dios nos ha dado la Biblia para conocerlo y servirle de todo corazón.
Si sus oraciones no han sido respondidas, considere cuál de los puntos mencionados necesita de su atención. Luego, personalice las oraciones que lea en los Salmos o en otras partes de la Biblia.
Dios bendice a quienes lo buscan con sinceridad y honestidad en oración.