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Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Encuentros con el Dios Todopoderoso»
Pero, si a ustedes les parece mal servir al SEÑOR, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir […] Por mi parte, mi familia y yo serviremos al SEÑOR. JOSUÉ 24:15
El asunto del libre albedrío del hombre versus la soberanía de Dios se puede explicar de esta manera: La soberanía de Dios significa que Él tiene el control de todo, que planeó todo desde el principio. El libre albedrío del hombre significa que puede, en cualquier momento que quiera, hacer la mayoría de las elecciones que le plazca (dentro de sus limitaciones humanas, por supuesto).
Al parecer, el libre albedrío del hombre puede desafiar los propósitos de Dios y decidir ir en contra de la voluntad de Dios. Ahora bien, ¿cómo resolvemos esta aparente contradicción? […] He aquí lo que veo: El Dios Todopoderoso es soberano, libre para hacer lo que le plazca. Entre las cosas que le complace hacer está el darme la libertad para hacer lo que me place. Y cuando hago lo que me place, satisfago la voluntad de Dios, no la contradigo, ya que Dios en su soberanía me ha dado de manera soberana la libertad de elegir libremente. Incluso si la elección que hago no es la que Dios hubiera hecho por mí, su soberanía se cumple en mi decisión. Y puedo tomar la decisión porque el gran Dios soberano, que es libre por completo, me dijo: «En mi libertad soberana te concedo un poco de libertad. Ahora, “escogeos hoy a quién sirváis” (Josué 24:15)».
Señor, haz que use mi libre albedrío con sabiduría y elija de manera sabia a quién serviré. Permíteme estar en completa sumisión a tu voluntad. Amén.
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