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Por: Thomas Watson.
Este artículo forma parte de la serie: Todo obra para bien.
Los ángeles buenos están dispuestos a realizar todos los oficios de amor al pueblo de Dios. «¿No son todos los ángeles espíritus ministradores, enviados para servir a los que han de heredar la salvación?» (Heb. 1:14). Algunos de los padres opinaban que cada creyente tiene su ángel guardián. Este tema no necesita un debate acalorado. Bástenos saber que toda la jerarquía de los ángeles se emplea para el bien de los santos.
Los ángeles buenos sirven a los santos en vida. El ángel consoló a la virgen María (Lucas 1:28). Los ángeles taparon la boca de los leones para que no pudieran herir a Daniel (Daniel 6:22). El cristiano tiene una guardia invisible de ángeles a su alrededor. «A sus ángeles mandará sobre ti, que te guarden en todos tus caminos» (Salmo 91:11). Los ángeles son de la guardia vital de los santos; sí, el principal de los ángeles: «¿No son todos espíritus servidores?». Los ángeles más altos cuidan de los santos más bajos.
Los santos ángeles prestan servicio en la muerte. Los ángeles están cerca del lecho de los santos enfermos para consolarlos. Así como Dios consuela por medio de su Espíritu, también lo hace por medio de sus ángeles. Cristo, en su agonía, fue fortalecido por un ángel (Lucas 22:43). Lo mismo sucede con los creyentes en la agonía de la muerte: cuando el aliento de los santos expira, sus almas son llevadas al cielo por un convoy de ángeles (Lucas 16:22).
Los santos ángeles también prestan servicio en el día del juicio. Los ángeles abrirán los sepulcros de los santos, y los conducirán a la presencia de Cristo, cuando serán hechos semejantes a su cuerpo glorioso. «Enviará a sus ángeles, y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro» (Mt. 26:31). En el día del juicio, los ángeles librarán a los piadosos de todos sus enemigos. Aquí, los santos están plagados de enemigos. «Ellos son mis adversarios, porque yo sigo lo que es bueno» (Salmo 38:20). Pues bien, dentro de poco, los ángeles darán al pueblo de Dios una carta de libertad y lo librarán de todos sus enemigos: «La cizaña son los hijos del inicuo, la siega es el fin del mundo y los segadores son los ángeles; por tanto, como se coge la cizaña y se quema en el fuego, así será en el fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego» (Mt. 13:38-42). En el día del juicio, los ángeles de Dios tomarán a los impíos, que son la cizaña, los atarán y los echarán en el horno del infierno, y entonces los piadosos no volverán a tener problemas con los enemigos: así los ángeles buenos obran para el bien.
Vean aquí el honor y la dignidad de un creyente: tiene el nombre de Dios escrito sobre él (Ap. 3:12), el Espíritu Santo mora en él (2 Tim. 1:14), ¡y una guardia de ángeles le asiste!
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*Thomas Watson. Predicador Puritano inglés, del que se ignora su genealogía y la fecha de su nacimiento. Estudió con ahínco en el Emmanuel College de la Universidad de Cambridge, llamada la “Escuela de los Santos”, porque allí recibió su educación universitaria un número elevado de los llamados Puritanos, o teólogos evangélicos reformados del siglo XVII
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