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Por: L.R. Shelton Jr

Este artículo forma parte de la serie «El cristino carnal»

Romanos 8:6 dice: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. ¿Qué nos está diciendo aquí el apóstol? Que el hombre que se ocupa de estas cosas está espiritualmente muerto. No es que sea un cristiano carnal que se va al cielo cuando muera por haber hecho una profesión de fe y haberse hecho miembro de una iglesia. ¡No! Está muerto en sus pecados, y va rumbo al infierno para ser objeto de la ira de Dios para siempre jamás, a menos que la gracia soberana eche mano de él y lo convierta en un hombre espiritual. Sí, es muy cierto que está físicamente vivo, pero espiritualmente está muerto. Está completamente inconsciente de Dios, y, por lo tanto, no lo incluye en sus pensamientos. Vive como si Dios no existiera. ¡Muerte espiritual es vivir fuera de la vida de Dios! En consecuencia, está muerto en vida, está meramente existiendo. Por eso se ocupa de las cosas de la carne, o sea las cosas mundanas donde se ha expulsado a Dios, y es gobernado y controlado por su naturaleza caída. Está expulsado de la vida de Dios por toda la eternidad. No podemos contemplar peor destino que ese. Eso es lo que significa muerte espiritual.

Nota ahora lo que dice el versículo 6 sobre el hombre espiritual: se ocupa de las cosas espirituales, y tiene la “vida y paz” eternas. Está vivo para con Dios. “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Y Romanos 8:7 dice: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. Esto explica por qué los designios de la carne son muerte. Si alguien es enemigo de Dios, es decir, si vive demostrando una rebeldía activa contra él, resulta obvio que está fuera de la vida de Dios. Esto significa que está espiritualmente muerto.

Considero estos versículos como una evidencia positiva de que el apóstol no está comparando dos clases de cristianos ni haciendo un contraste entre ellos, sino que está comparando y haciendo un contraste entre el incrédulo —el hijo del maligno, inconverso y perdido— y el cristiano —el hijo de Dios salvo y seguro en Cristo. Debes comprender que uno no puede estar enemistado con Dios y ser al mismo tiempo cristiano. No, no existe tal cosa como un cristiano “carnal”, porque todos los cristianos son hombres espirituales que han nacido del Espíritu, y han recibido un corazón nuevo y la misma naturaleza de Dios. Por lo tanto, vemos por qué no podemos tener una doctrina como el cristianismo carnal basándonos en un pasaje bíblico como 1 Corintios 3:1-4. Dios ha dado una luz más amplia en Romanos 8:5-9 que nos demuestra que tal doctrina no existe.


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