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Por: Charles Simeón
En las Escrituras se representa a Jehová ordenando y gobernando todas las cosas para su propia gloria y el bien de su pueblo redimido.
No hay nada en todo el universo que no haya derivado su existencia de Su mano creadora; ni nada se deja a sus propias operaciones sin Su control soberano.
Ya sea prosperidad o calamidad, todas las cosas suceden de acuerdo al plan soberano de Dios. Como Dios mismo nos ha dicho,
“yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto. – Isaías 45:6- 7
Solo porque Dios no ejerce Su Omnipotencia en nuestro favor en el primer momento en que imploramos Su ayuda, podríamos suponer que nuestro camino está oculto para Él, o que no se preocupa por nosotros. Pero olvidamos que Él tiene designios misericordiosos que cumplir; y que los cumple de maneras que no concebimos. Somos propensos a medir Su sabiduría, por la línea defectuosa de nuestra propia razón. Olvidamos que Sus soberanos pensamientos, caminos y sendas son insondables.
Consideremos ahora el poder omnipotente y la sabiduría infalible de Dios. Que el santo afligido contemple a Jehová como ordenando y gobernando todo para el bien de Su pueblo y para la gloria de Su propio nombre. Digamos: «He clamado a él durante mucho tiempo, y no he sido escuchado; pero tal vez los propósitos de Jehová no están todavía maduros para cumplirse. Tal vez deba permanecer más tiempo en Su horno purificador para una exaltación más gloriosa».
Recordemos las formas en que se realizaron los sueños de José; y tengamos presente que el mismo Dios se sienta al timón y dirige nuestra nave en medio de todas las tempestades: las mismas tempestades y vientos cumplen su soberana voluntad y placer.
Esto sería suficiente para tranquilizar nuestras mentes bajo las circunstancias más aflictivas que puedan imaginarse. Pues donde hay sabiduría infalible para dirigir, y poder Todopoderoso para ejecutar, no puede existir ninguna dificultad que no sea anulada para nuestro bien final y para la gloria de Dios.
Por tanto, debemos dejar todo a Su omnisapiente disposición, en una forma de humilde dependencia y mansa sumisión a Su santa voluntad.
« Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» Romanos 8:28
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. – Isaías 41:10
Publicado originalmente en inglés, AQUÍ
*Charles Simeon (24 de septiembre de 1759 – 13 de noviembre de 1836) fue un clérigo anglicano evangélico inglés
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