Por: John Bunyan
Un cristiano debe ser un hombre pacífico, y para ese fin no debe abrazar nada más que principios pacíficos. El cometido del cristiano, como cristiano, es creer en Jesucristo y en Dios el Padre por medio de Él, buscar el bien de todos en Él según lo admita su lugar, estado y capacidad en este mundo, no entrometerse en los asuntos de otros hombres, sino seguir siempre lo que es bueno.
Un cristiano es un hijo del reino de Dios, y ese reino lo toma cuando comienza en la gracia o cuando se perfecciona en la gloria. No es de este mundo, sino del que ha de venir. Y aunque los hombres de antaño, como algunos pueden ahora, atemorizarse de ese reino, sin embargo, ese reino no dañará a nadie, ni con sus principios, ni por sí mismo. Para dar un ejemplo de algo, la Fe en Cristo, ¿qué daño puede hacer eso? Una vida regulada por la ley moral, ¿qué daño hay en eso? Regocijarse en espíritu por la esperanza de la vida venidera por Cristo, ¿a quién hará daño? Tampoco la adoración instituida de nuestro Señor es una tendencia al mal, el cristianismo también nos enseña a hacer bien a nuestros enemigos, a bendecir a los que nos odian y orar por los que nos ultrajan y nos persiguen despiadadamente (cf. Mt. 5:44; Lc. 6:28), y ¿qué mal puede haber en eso? Esta es la suma de la religión cristiana, como claramente aparece en la Palabra. Por eso les aconsejo que se mantengan cerca de estas cosas, y no entren en contacto con nada que lo zarandee.
*John Bunyan fue un escritor y predicador inglés famoso por su novela El progreso del peregrino. Sepa más de la vida de Bunyan EN ESTE ENLACE.
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