Por: A. W. Pink
Tomar el escudo de la fe es apropiarnos de la Palabra de Dios y actuar conforme a ella. El escudo es para proteger a toda la persona, de donde sea que venga el ataque, ya sea al espíritu, al alma, o al cuerpo; y por eso exactamente es que la Palabra se adecua a cada una de esas partes, pero la fe debe tomarla y ponerla en uso. Ahora, para usar el escudo de la fe de manera efectiva, la Palabra de Cristo necesita habitar en nosotros ricamente (Colosenses 3:16). Debemos tener siempre a la mano una palabra pertinente para cada tentación que se presente.
Por ejemplo, si somos tentados con la codicia, debemos usar «No os hagáis tesoros en la tierra» (Mateo 6:19); cuando somos tentados por malas compañías, «si los pecadores te quisieren engañar, no consientas» ( Proverbios 1:10); si somos tentados a ser ásperos, «Amaos los unos a los otros con amor fraternal» (Romanos 12:10). Es debido a lo poco que hay de las Escrituras en nuestra mente, que Satanás nos hace errar tan frecuentemente. Al igual que la mayoría de los otros términos usados, «fe» también tiene un doble significado. La fe que es nuestro «escudo» es tanto objetiva como subjetiva. Hace referencia, primero, a la Palabra de Dios; y segundo a nuestra confianza en esa Palabra.
Tomado de «Cristianismo práctico» de A. W. Pink. Foto de Esperanza Doronila en Unsplash
*A.W. Pink. Fue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritanas
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