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Por: John MacArthur

Este artículo forma parte de la serie de devocionales «Fortaleza para hoy»

«Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso». LUCAS 6:36

Como recibimos la misericordia de Dios, estamos obligados a mostrar misericordia a los que tienen necesidades físicas o espirituales.

Jesús mostró su misericordia muchas veces cuando se dedicaba a sanar personas y a expulsar demonios. «Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! … Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron» (Mateo 20:30, 34). También vemos que se conmovió profundamente en espíritu y lloró cuando vio el dolor causado por la muerte de Lázaro (Juan 11:33-36).

Su mayor misericordia se mostró, sin embargo, a aquellos que tenían necesidades espirituales. No solo sanó a un paralítico, sino que perdonó sus pecados (Lucas 5:18-25). También oró por sus verdugos, cuando dijo: «Padre, perdónalos; porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34).

Podemos mostrar misericordia a través de nuestros actos físicos. Juan dice: «Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad» (1 Juan 3:17-18).

También debemos mostrar misericordia en lo espiritual. Debido a que hemos experimentado la misericordia de Dios, debemos tener una gran preocupación por aquellos que no la han vivido. Mostramos misericordia espiritual cuando proclamamos el evangelio salvador de Jesucristo a los inconversos y cuando oramos para que Dios les muestre su misericordia.

También mostramos misericordia espiritual cuando confrontamos —de modo amoroso— a los cristianos pecadores: «Si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre» (Gálatas 6:1). Los cristianos pecadores traen oprobio a Cristo, por lo que caerán bajo la disciplina de Dios. En tales casos, es incorrecto no decir nada y dejar que el daño continúe.

Dios nos ha prometido, en Mateo 5:7, que recibiremos misericordia de Él si somos misericordiosos con los demás. Si hemos recibido la misericordia ilimitada de nuestro amoroso Dios, ¿cómo podemos negarle la misericordia a los demás?

Sugerencias para la oración: Ore para que hoy pueda mostrar misericordia.

Para un estudio más profundo: Lea Mateo 23:37-39. ¿Cuál era la condición de Jerusalén en el versículo 37? ¿De qué manera intensifica eso la naturaleza de la compasión y la misericordia de Cristo por su pueblo


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