Por: J.C. Ryle
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Juan 4:23
[Los verdaderos adoradores adorarán […] espíritu […] verdad]. Nuestro Señor declara aquí a quiénes se consideraría exclusivamente verdaderos adoradores en la futura dispensación del Evangelio. No serían aquellos que adoraran meramente en un lugar u otro. No serían exclusivamente judíos, ni exclusivamente gentiles, ni exclusivamente samaritanos. La parte externa de la adoración carecería de valor alguno en comparación con el estado interno de los adoradores. Solo se consideraría adoradores verdaderos a aquellos que adoraran en espíritu y en verdad.
Las palabras “en espíritu y en verdad” reciben diversas interpretaciones, y han corrido ríos de tinta acerca de ellas. Creo que la explicación más sencilla es la siguiente. La palabra “espíritu” no se debe interpretar como el Espíritu Santo, sino como la parte intelectual o mental del hombre en contraposición a la parte carnal o material. Esta distinción se establece claramente en 1 Corintios 7:34: “Ser santa así en cuerpo como en espíritu”. “La adoración en espíritu” es adoración con el corazón en contraposición a toda adoración formal, material y carnal que solo consiste en ceremonias, ofrendas, sacrificios y cosas semejantes. Cuando un judío hacía una ofrenda de carne con un corazón alejado, era una adoración según la carne. Cuando David ofreció en oración un corazón quebrantado y contrito, fue adoración en espíritu. “Adoración en verdad” hace referencia a la adoración a través de la única vía verdadera de acceso a Dios, sin la mediación de los sacrificios o del sacerdocio ordenados hasta que Cristo muriera en la Cruz. Cuando se rasgara el velo y el camino al lugar santo se hiciera manifiesto por medio de la muerte de Cristo, entonces, y solo entonces, los hombres adorarían “en verdad”. Antes de Cristo adoraban solo por medio de tipos, sombras, figuras y emblemas. Después de Cristo, adorarían en verdad. El espíritu se opone a la “carne”; la verdad a la “sombra”. El “espíritu” es, en resumidas cuentas, el culto del corazón en contraste con la adoración verbal o la devoción formal. La “verdad” es la luz plena de la dispensación cristiana en contraste con la luz crepuscular de la Ley de Moisés.
*John Charles Ryle fue un obispo evangélico anglicano inglés. Fue el primer obispo anglicano de Liverpool y uno de los líderes evangélicos más importantes de su tiempo.
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