Por: Thomas Watson
Jeremías 23:24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?
Dios es el poderoso Rey de toda la tierra, el alto y exaltado. Es tan inmensamente grande en sí mismo, que los cielos no le pueden contener. Él creó los cielos y la tierra, y puede deshacerlos. Con su aliento puede aplastar hasta el polvo el mundo o moverlo de su lugar. Los montes tiemblan ante su presencia. Él hace lo que quiere, y pesa los montes en balanza.
¿Quién puede compararse al Señor en los cielos? Tiene el trono más alto, la corona más rica y el dominio más grande. Todos los ángeles le sirven, y los reyes terrenales gobiernan por su autoridad. Si le pertenecemos, estamos en el bando de los vencedores, porque Él puede destruir a sus adversarios con facilidad, derrocar su orgullo y restringir su maldad.
Confiemos en este Rey. Confíale tu alma, porque no puedes poner esa joya en unas manos más seguras. Él puede extender su santo brazo. Si los medios fracasan, Él nunca pierde. Para Él no existen los imposibles. Él puede hacer que vivan los huesos secos. Tiene el poder de la vida y la muerte en su mano y puede arrojar el cuerpo y el alma en el infierno. Hay gran consuelo para aquellos que son súbditos del Rey del cielo. Él despliega todo su poder real para el bien de ellos. Él defenderá su causa. Él protegerá a su pueblo y pondrá guardias invisibles a su alrededor. Es como un muro de fuego alrededor de ellos, un muro de defensa. Cuando sea bueno para su pueblo, les levantará liberación. Él puede salvar por cualquier medio. El vientre del pez fue un barco que llevo a Jonás seguro a la costa. Dios nunca tiene escasez de formas para salvar a su pueblo. Más que fallar, Dios utiliza a sus enemigos para hacer su obra. Libra a su pueblo de los peligros temporales, de los peligros espirituales, del pecado y del infierno.
Atrévete a tener a Dios en los peores momentos. Él es el Rey de reyes, y puede recompensar a sus siervos. Podemos ser perdedores por Él, pero nunca seremos perdedores por causa de Él.