No olvides compartir ...

Por: Charles Spurgeon

No te afanes acumulando riquezas; no te obsesiones con ellas. PROVERBIOS 23:4

Yo conocí bien a tu padre. Él comenzó su vida como habría querido que aquellos jóvenes comenzaran y anduvo penosamente hasta el fin de los años que tenía asignado y nunca tuvo tiempo para pensar en la religión. Era un caballero tan raro y sensible, ¡un hombre tan sabio! «Lo que yo quiero son hechos y cifras», decía él, «nada de tus tonterías; no me des tus opiniones; yo hago el balance de libros el domingo y esa es la manera de pasar el día de reposo.

Me atrevo a decir que cuando no tenga más nada que hacer, tendré tiempo para pensar en mi alma». Él era un «caballero inglés fino» y raro; con todo, una noche alzó sus ojos en el infierno y con toda su contabilidad exacta y su balance de cuentas, tuvo

que resumir: «No hay ganancias, he ganado riquezas, pero he perdido mi alma». Ay, y si él pudiera regresar, le diría a su hijo: «Hijo mío, mejor empieza los negocios por el lugar correcto, asegura tu alma y luego ocúpate del cuerpo; aférrate a la eternidad y hazlo bien y luego encárgate de las cosas escurridizas del tiempo como mejor puedas en subordinación a aquello». De cualquier manera, deja que el Sr. Mundano Sabio diga lo que quiera, porque Dios, quien sabe más de nosotros que nosotros mismos, dice: «Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas».


Puedes seguirnos en WhatsApp, Instagram,Messenger,Facebook, Telegram o Youtube. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *