Por: Richard Baxter
La madre que sigue presente cuando sus hijos son pequeños debería ser muy diligente a la hora de enseñarles las cosas buenas y recordárselas. Cuando los padres están fuera, las madres tienen oportunidades más frecuentes para enseñarlos, hablarles de lo que es más necesario y cuidarlos. ¡Éste es el mayor servicio que la mayoría de las mujeres pueden hacer para Dios en el mundo!
Muchas iglesias que han sido bendecidas con un buen ministro pueden dar gracias a la piadosa educación de las madres. Y muchos miles de almas en el cielo pueden agradecer el santo cuidado y la diligencia de las madres como primer medio efectivo. De este modo (mediante la buena educación de sus hijos), las buenas mujeres son, por lo general, grandes bendiciones, tanto para la Iglesia como para el estado.
*Richard Baxter (1615-1691): Predicador y teólogo puritano y anglicano que nació en Rowton, Shropshire, Inglaterra.
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