Por: Joel Beeke*
Los que temen a Dios desean un cónyuge que sea una ayuda para el alma y los impulse en el camino hacia el cielo, así como orar con ellos y animarlos a amar a Dios y a que sean piadosos. Si te casas con un impío, o bien no tienes tal deseo, o debes saber que no has elegido nada más sabio para ti que si eligieras el agua para encender un fuego o un lecho de nieve para mantenerte caliente.
Como escribió un puritano: «Donde la unión es inadecuada, la conjunción desigual, unidos en cuerpo, desunidos en espíritu; de afectos, corazones y religiones contrarios; deberes no cumplidos, cada uno frustrando [al] otro, o cualquiera de los dos [tan] imprudente que no será amonestado, ¿cuáles son los frutos allí? [Los frutos son] la ira, la amargura, la contención, el control, la contradicción; tomando todas las cosas en la parte mala; los celos, el desplante, el descontento, el trato falso, los engaños secretos, la conspiración; las carencias sin compadecerse entre sí, el trabajo duro sin ayuda; la búsqueda de cada uno de su [propio] crédito con descrédito para ambos, con muchos otros [frutos] tan graves de los que se habla como cualquiera [de los mencionados]».
*Joel Robert Beeke es un teólogo reformado estadounidense que es pastor de las Congregaciones Reformadas Heritage y canciller del Seminario Teológico Reformado Puritano.
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