Por: Norman Geisler.
Este artículo forma parte de la serie: «Enigmas y supuestas “Contradicciones” Bíblicas»
ÉXODO 32:14 – ¿Cambia Dios de parecer?
Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo. – Éxodo 32:14
PROBLEMA: Mientras Moisés estaba en el monte recibiendo la Ley de Dios, el pueblo estaba al pie de la montaña adorando al becerro de oro que había fabricado (32:4-6). Cuando Dios le dijo a Moisés que bajara a donde estaba el pueblo, le dijo que los «consumiría» y haría de Moisés una gran nación (32:10). Cuando Moisés oyó esto, rogó a Dios que se volviera de su ira. Dice el versículo 14: «Entonces Jehová se arrepintió de todo el mal que dijo que había de hacer a su pueblo». Esto implica que Dios cambió de parecer. Sin embargo, en 1 Sam. 15:29, Dios dice que «él no es hombre para que se arrepienta», y en Malaquías 3:6, Dios dice: «Porque yo Jehová no cambio». Además, Dios demostró la «inmutabilidad de su consejo» (Heb. 6:17) al prestar juramento. ¿Cambia Dios o no?
SOLUCIÓN: Debe sostenerse enfáticamente que Dios no cambia (cf. Mal. 3:6; Sant. 1:17). Tampoco cambia su parecer, su voluntad, ni su naturaleza. Hay varios argumentos que demuestran la inmutabilidad de Dios. Consideraremos tres.
Primero, cualquier cosa que cambia lo hace en algún orden cronológico. Debe haber un punto antes del cambio y un punto después del cambio. Cualquier cosa que experimente un antes y un después existe en el tiempo porque la esencia de tiempo se ve en el progreso cronológico entre el antes y el después. Sin embargo, Dios es eterno y fuera del tiempo (Juan 17:5; 2 Tim. 1:19). Por consiguiente, no puede haber en Dios una serie de antes y después. Pero, si Dios no puede estar en una serie de antes y después, entonces no puede cambiar, porque el cambio necesariamente involucra un antes y un después.
Segundo, cualquier cosa que cambia debe hacerlo para mejor o peor, porque un cambio que no haga ninguna diferencia no es cambio. O se gana algo necesario que antes estaba ausente, lo cual es un cambio para mejor, o se pierde algo que antes se tenía, lo cual es un cambio para peor. Pero, si Dios es perfecto, no necesita nada. Por consiguiente, no puede cambiar para mejor, y si Dios fuese a perder algo, no sería perfecto y, por consiguiente, no podría cambiar para peor. Por lo tanto, Dios no puede cambiar.
Tercero, si alguien fuese a cambiar de parecer, debería ser porque ha salido a luz nueva información que antes no se conocía, o las circunstancias han cambiado y requieren una clase diferente de actitud o acción. Ahora bien, si Dios cambiara de parecer, no puede ser porque se ha enterado de alguna pieza de información que antes no conocía, pues Dios es omnisciente – lo sabe todo (Sal. 147:5). Por lo tanto, debe ser porque las circunstancias han cambiado y requieren una actitud o acción diferente. Pero, si las circunstancias han cambiado, no es necesariamente el caso de que Dios haya cambiado de parecer. El caso puede ser simplemente, puesto que las circunstancias han cambiado, que la relación de Dios con las nuevas circunstancias es diferente porque ellas han cambiado, no Dios.
Cuando Israel estaba al pie del monte ocupado en la adoración de un ídolo, Dios le dijo a Moisés que su ira ardía contra ellos y que Él estaba preparado para destruirles en juicio. Sin embargo, cuando Moisés intercedió por ellos, las circunstancias cambiaron. La actitud de Dios hacia el pecado es siempre de ira, y su actitud hacia los que le invocan es siempre de misericordia. Antes de que Moisés orara en favor de Israel, los hebreos estaban bajo el juicio de Dios. Pero la intercesión de Moisés por el pueblo de Israel lo colocó bajo la misericordia de Dios. Dios no cambió. Más bien, las circunstancias cambiaron.
El lenguaje usado en este pasaje se llama antropomórfico, o centrado en el hombre. Es similar a lo que ocurre cuando alguien se mueve de un lugar a otro y dice: «Ahora la casa está a mi derecha», «ahora la casa está a mi izquierda». Ninguna de estas afirmaciones tiene el propósito de dar a entender que la casa se ha movido. Más bien, es lenguaje desde una perspectiva humana para describir el hecho de que yo he cambiado mi posición en relación con la casa. Cuando Moisés dijo que Dios se había arrepentido, era una manera figurada de describir el hecho de que la intercesión de Moisés había tenido éxito en cambiar la relación del pueblo hacia Dios. Puso a la nación bajo la misericordia de la gracia de Dios, y fuera del juicio de Dios. Dios no cambia, ni tampoco cambia su mente, su voluntad, o su naturaleza.
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