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Por: San Waldron*

He organizado mi tratado de 21 malentendidos sobre el calvinismo en el orden del T-U-L-I-P.(1)

Contenido del artículo

1. ¡Los calvinistas no creen en la libertad de la voluntad!(2)

Lo cierto es que los calvinistas no creen en lo que la mayoría de la gente llama (normalmente con mucha confusión) «la libertad de la voluntad». A veces he oído a calvinistas respetables decir que creen más bien en la libre agencia y no en la libertad de la voluntad. En cuanto a mí y a muchos otros calvinistas, preferimos decir que creemos en la libertad de la voluntad propiamente definida. ¿Dónde podemos encontrar una definición propia y bíblica de la libertad de la voluntad? En La Confesión Bautista de 1689, capítulo 9, párrafo 1:

9.1. Dios ha investido la voluntad del hombre de esa libertad natural y poder para actuar por elección propia que no es forzada ni está determinada a hacer el bien o el mal por ninguna necesidad de la naturaleza.

Aquí la libertad de la voluntad se define como el poder para actuar por elección propia. Esta es la libertad natural del ser humano. Este concepto de la libertad de la voluntad es sugerido por varios textos:

pero yo os digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos. (Mat. 17:12)

Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. (Stg. 1:14)

Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia. (Deu. 30:19)

Como he insinuado anteriormente, la humanidad aún posee esta libertad natural o «libertad de la voluntad». Esto se desprende del análi­sis del esquema del capítulo 9 de la Confesión, que puede bosquejarse así:

  1. La definición de la libertad humana (pár. 1)
  2. Los estados de la libertad humana (párrs. 2‑5)
    1. La libertad de la voluntad en el estado de inocencia (pár. 2)
    2. La libertad de la voluntad en el estado de pecado (pár. 3)
    3. La libertad de la voluntad en el estado de gracia (pár. 4)
    4. La libertad de la voluntad en el estado de gloria (pár. 5)

Este esquema es importante porque muestra que los párrafos 2‑5, incluyendo —y especialmente— el párrafo 3, no constituyen una negación de la definición de la libertad humana que se da en el párrafo 1. Todos estos párrafos nos indican simplemente los cuatro estados en los que puede existir la libertad natural o la libertad de la voluntad del hombre.

Pero, por supuesto, en el estado de pecado, la humanidad no posee la libertad espiritual o moral para usar su «libertad de la voluntad» para escoger lo que es bueno, pues su voluntad está atada a su propia naturaleza pecaminosa, de tal manera que no puede querer ningún bien espiritual. Por eso Jesús enseña en Mateo 7:17‑18: «Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos» (Mat. 7:17‑18). Todo esto significa que estoy de acuerdo con Walt Chantry en que la voluntad del hombre es libre, pero está atada. Por lo tanto, no es cierto que los calvinistas no creen en la libertad de la voluntad.

Mi intención en este artículo no es condenar todas las denuncias contra la libertad de la voluntad en nuestra predicación. A menudo presuponemos, correctamente me parece, una definición arminiana de la libertad de la voluntad en esas legítimas denuncias. Lo que digo es que cuando se trata de un debate teológico calmado y cuidadoso es mejor afirmar que creemos en la libertad de la voluntad propiamente definida.

2. ¡Los calvinistas no creen en la responsabilidad humana!

Esta afirmación también es una calumnia contra el calvinismo autén­tico. Los calvinistas no solo creen que los hombres tienen una libertad natural, sino que también están de acuerdo en que los hombres son responsables de sus actos debido a esa libertad natural.

La razón por la que los arminianos afirman que los calvinistas niegan la responsabilidad humana es que han adoptado lo que equivale a una premisa pelagiana en su teología. Creen que la responsabilidad presupone la capacidad. La noción de que la responsabilidad de hacer algo presupone la capacidad de hacerlo no es cierta, si es que nos referimos a la capacidad moral. La Biblia enseña en muchos lugares que los hombres no pueden venir a Cristo, pero aun así los hace responsables de venir a Él:

Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. (Jua. 6:44)

Y decía: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre. (Jua. 6:65)

Estoy de acuerdo con los grandes calvinistas Jonathan Edwards y Andrew Fuller, quienes hicieron una distinción entre la capacidad natural y la moral. Creo que al hacer esta distinción simplemente están ampliando lo que la Confesión ya enseña. La responsabilidad humana supone capacidad natural, pero no supone capacidad moral. Dios no nos ordena que corramos kilómetros en un minuto. Sí nos dice que hagamos cosas que nos ha dado la capacidad natural de hacer.

Podemos amar, confiar y pedir perdón. Tenemos la capacidad natural de hacer esas cosas; pero no tenemos la capacidad moral de amar, confiar y pedir perdón en lo que respecta a las cosas correctas. Por eso Dios nos dice que hagamos cosas que, a causa del pecado, no tenemos la capacidad moral de hacer. Juan 5:40 reprende a los judíos precisa­mente por no venir a Cristo en busca de salvación: «y no queréis venir a mí para que tengáis vida».

3. ¡La depravación total significa que los seres humanos son tan malos como pueden ser!

Una vez más, esta no es la enseñanza reformada ortodoxa. Si bien es cierto que los hombres no pueden hacer ningún bien espiritual o salvífico, la tradición reformada ha reconocido que los inconversos pueden hacer, y hacen, lo que a menudo se denomina actos de justicia civil. Fue mejor que Acab respondiera externamente a la reprensión de Elías que si no lo hubiera hecho, pero eso no significaba que Acab se hubiera arrepentido de verdad o que hubiera hecho algo espiritual­mente bueno. He aquí las palabras de 1 Reyes 21:27‑29:

Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos, puso cilicio sobre sus carnes y ayunó, se acostó con el cilicio y andaba abatido. Entonces la palabra del Señor vino a Elías tisbita, diciendo: ¿Ves como Acab se ha humillado delante de mí? Porque se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; pero en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.

Por lo tanto, estoy de acuerdo con E. H. Palmer, quien en su libro sobre los cinco puntos del calvinismo dijo que aunque los hombres no son tan malos como pueden ser, sí están en la peor situación en la que pueden estar. ¡La depravación total no es depravación absoluta!

4. ¡La incapacidad total significa que aunque los hombres quieran ser salvos, no pueden ser salvos ni venir a Cristo!

Una vez más, esto es un malentendido total de las doctrinas de la depravación total la incapacidad total. ¿Puedo citar la Confesión una vez más?:

9.2. El hombre, por su Caída en un estado de pecado, ha perdido enteramente toda capacidad de la voluntad para cualquier bien espiritual que acompañe la salvación; por tanto, como hombre natural que tiene total aversión a ese bien y está muerto en pecado, no puede por sus propias fuerzas convertirse a sí mismo ni prepararse para ello.

La incapacidad total no significa en absoluto que los hombres quieran salvarse pero que simplemente no pueden ser salvos porque son totalmente depravados. La incapacidad total consiste en una indis­po­sición de la voluntad a cualquier bien espiritual. Significa que los hombres tienen «aversión» al bien. Significa que los «nadie puede venir a mí» de Juan 6:44, 65 son una forma de describir el «no queréis venir a mí» de Juan 5:40: «y no queréis venir a mí para que tengáis vida». La incapacidad total significa que, si la gracia de Dios no obra {eficaz­mente} en el corazón de alguien, nadie querrá ser salvo real­mente.

5. ¡Los calvinistas son fatalistas!

Busqué la definición de fatalismo en el diccionario, pero creo que tiene poco que ver con lo que realmente quieren decir las personas que hacen esta acusación. Permítanme decirles lo que creo que quieren decir: creo que quieren decir que los calvinistas piensan que nada de lo que hacemos cambia nuestro destino final y, además, que no hay relación entre cómo actúa una persona y dónde pasará la eternidad. Creo que quieren decir que de alguna manera el destino de las personas en la eternidad está predeterminado independientemente de cómo responda al evangelio aquí en esta vida. Si eso es lo que quieren decir con fatalismo, entonces no tiene nada que ver con la corriente principal del calvinismo.

Los calvinistas creen que las prome­sas del evangelio son fieles para cualquier persona que las reciba por medio de la fe. La promesa de Hechos 16:31 es fiel sin excepción: «Ellos respondieron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa». «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo» es una promesa absolutamente fiel para todos. La persona que se arrepienta de sus pecados y crea en el Señor Jesucristo será salva sin excepción. La elección no significa que Dios sea libre de no cumplir Sus promesas evangélicas. No significa que puede que Él no te salve aunque creas en Cristo. Escuchen la primera declara­ción sistemática de las doctrinas de la gracia, a saber, Los Cánones de Dort:

Sin embargo, existe la promesa del [e]vangelio de que todo aquel que crea en el Cristo crucificado no se perderá, sino que tendrá vida eterna… (cap. 2, art. 5)(3)

6. ¡Los calvinistas creen que los elegidos serán salvos sin importar lo que nosotros o ellos hagamos!

Nuevamente, esto no es en absoluto lo que enseñan las doctrinas de la gracia. Consideren estas palabras del capítulo 3 de La Confesión Bautista de 1689:

3.1 .… Dios ni es autor del pecado, ni tiene comunión con nadie en el mismo, ni se hace violencia a la voluntad de la criatura, ni se quita la libertad o contingencia de {las} causas secundarias, antes bien son establecidas…

Aquí la Confesión deja claro que, en la realización de Su plan eterno, Dios honra la libertad humana y la contingencia (condiciona­lidad) de las causas secundarias. ¡Esto significa que lo que hace la gente sí importa! La Confesión lo enseña porque la Biblia lo enseña induda­blemente. 2 Timoteo 2:10 nos da la doctrina de Pablo sobre la elección: «Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna».

Si Pablo creyera que los elegidos serían salvos sin impor­tar lo que ellos o nosotros hagamos, ¿cómo podría haber expre­sado este sentir? La elección no significa que los elegidos serán salvos sin importar lo que nosotros o ellos hagamos; ¡significa que ellos y nosotros cierta­mente haremos ciertas cosas!; significa que los misioneros sufrirán, que los elegidos creerán, que ambas cosas sucederán, ¡y que de esta manera los elegidos serán salvos!

7. ¡Los calvinistas privan al pueblo de Dios de la seguridad de salvación!

¡No! Esta afirmación es exacta y precisamente lo contrario de la verdad. Son los arminianos quienes hacen imposible la seguridad de salvación. Recuerdo haber visto que citaron a Juan Wesley en apoyo de la seguridad de salvación. Pero independientemente de lo que él creía, puesto que sostenía la caída de la gracia, John Wesley no creía ni podía creer coherentemente en la genuina seguridad de salvación. La verda­dera seguridad de salvación solo es posible si el cristiano genuino no puede caer de la gracia.

Si un cristiano genuino puede caer de la gracia, entonces puedes tener la seguridad de que eres cristiano hoy, ¡pero no puedes tener la seguridad de que serás cristiano mañana! Esto no es una verdadera seguridad de salvación en absoluto. ¡Solo quien cree que la salvación es un don del Dios soberano y el fruto de la elección soberana puede estar seguro de que el día que muera tendrá la salvación que {ya} tiene hoy!

Pero los arminianos hacen esta afirmación de que los calvinistas privan al pueblo de Dios de la seguridad de salvación porque probablemente piensan que conectar la salvación con la elección la convierte en un asunto misterioso sobre el que nunca se puede estar seguro. Mas esto es simplemente un malentendido. La Confesión Bautista de Fe de Londres (3.6; 10.1) enseña lo que la Biblia dice claramente: que la elección de alguien es evidenciada por los resultados de esa elección en su vida. Se puede saber que alguien es elegido por los frutos de la elección en su vida. He aquí el párrafo 3.6 de la Confesión de 1689:

3.6. Así como Dios ha designado a los elegidos para gloria, de la misma manera ha preordinado, por el propósito eterno y libérri­mo de Su voluntad, todos los medios para ello; por lo tanto, los que son elegidos, habiendo caído en Adán, son redimidos por Cristo, son llamados eficazmente a la fe en Cristo por Su Espíritu obrando a su debido tiempo, son justificados, adoptados, santifi­cados y guardados por Su poder, mediante la fe para salvación; nadie más es redimido por Cristo, ni llamado eficaz­mente, {ni} justificado, {ni} adoptado, {ni} santifi­cado, ni salvado, sino solo los elegidos.

Por supuesto, tal enseñanza simplemente refleja las claras afirma­ciones de la Biblia. Según el apóstol Pablo, la fe, la esperanza y el amor y la verdadera conversión bajo el poder del evangelio son las marcas distintivas de la elección divina en la vida de una persona:

teniendo presente sin cesar delante de nuestro Dios y Padre vuestra obra de fe, vuestro trabajo de amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo; sabiendo, hermanos amados de Dios, su elección de vosotros, pues nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción; como sabéis qué clase de personas demostramos ser entre vosotros por amor a vosotros. (1 Tes. 1:3‑5)

Escuchen también Los Cánones de Dort sobre este tema:

La seguridad de su elección eterna e inmutable para salvación es dada a los escogidos a su debido tiempo, si bien en distinta medida y en diferentes etapas; no cuando, por curiosidad, escudriñan los misterios y las profundidades de Dios, sino cuando con gozo espiritual y santo placer advierten en sí mismos los frutos infalibles de la elección, indicados en la Palabra de Dios, que son la verdadera fe en Cristo, el temor filial a Dios, el dolor piadoso por sus pecados, el hambre y la sed de justicia, etc. (cap. 1, art. 12)(4)

8. ¡Los calvinistas enseñan la condenación de los infantes!

De nuevo, esto es simplemente falso. Muchos calvinistas famosos creen en la salvación de todos los infantes que mueren en su infancia. Spurgeon hace un siglo y Al Mohler {en la actualidad} son dos ejemplos de tales calvinistas. Otros piensan que Dios ha envuelto todo este asunto en misterio y dice poco o nada al respecto explícitamente en las Escrituras. Adoptan un agnosticismo optimista sobre el tema. Ningún calvinista de los que conozco afirma la condenación de los infantes.

9. ¡Los calvinistas enseñan la doble predestinación!

Aquí los calvinistas debemos evitar una trampa. Primero debemos preguntar a nuestros acusadores: —¿Qué quieren decir con doble predestinación? Podemos afirmar la doble predestinación y con ello querer decir algo que sea muy diferente y mucho mejor que lo que nuestros acusadores piensan. Así que debemos tener cuidado.

  • Es verdad que la elección incondicional implica que cuando algunos son elegidos para salvación otros son pasados por alto y dejados a su justa condenación por causa de sus pecados. Así que (¡es cierto!) la misma elección que escoge a unos para salvación deja a otros en sus pecados. Esto es una especie de doble predestinación.
  • Pero si alguien quiere decir con doble predestinación que las personas están predestinadas al infierno independientemente de sus pecados, entonces eso no es cierto, y no conozco a ningún calvinista que lo haya enseñado nunca. La predestinación al infierno es siempre a la luz de los pecados de las criaturas, por tanto, es bien merecida.
  • Y si alguien quiere decir que algunas personas están predestina­das a la condenación del mismo modo que otras están predes­tinadas a la salvación, ¡también está muy equivocado! Dios interviene en magníficos y múltiples actos de gracia para llevar a los elegidos a la salvación. Él simplemente deja que otros sigan sus propios deseos pecaminosos para que se cumpla su predestina­ción a la condenación.

10. ¡Los calvinistas no creen en las misiones ni en la evangelización!

Escuchen una vez más Los Cánones de Dort:

Sin embargo, existe la promesa del [e]vangelio de que todo aquel que crea en el Cristo crucificado no se perderá, sino que tendrá vida eterna. Promesa que, sin distinción, debe ser anunciada y proclamada con mandato de conversión y de fe a todos los pueblos y personas a los que Dios, según Su beneplácito, envía Su [e]vangelio. (cap. 2, art. 5)(5)

Aquí debemos preguntar con firmeza a nuestros acusadores: —¡¿Acaso no han oído hablar de William Carey?! ¡¿No saben que este primer misionero bautista era un bautista particular o reformado y que fue enviado por iglesias que eran bautistas particulares o reformadas?!

¡El hecho es que el gran peligro para la evangelización y las misiones no es el calvinismo, sino el arminianismo! El fundamento de la evangeli­zación y las misiones es la exclusividad del evangelio. Los grandes defensores de la exclusividad del evangelio son los calvinistas.

Los que piensan que Dios tiene que ser «justo» con los pecadores son los arminianos. Son ellos los que piensan que Dios les debe a todos una «oportunidad de salvarse». Son los arminianos los que piensan que no es justo que Dios envíe al infierno a personas que nunca oyeron el evangelio. Por lo tanto, son los arminianos quienes siempre están inven­tando maneras para que los hombres sean salvos sin el evangelio. Son los arminianos quienes por esta razón y de esta manera siempre están socavando la exclusividad del evangelio y, por ende, están socavando los fundamentos de la evangelización y las misiones.

11. ¡Los no elegidos no tienen el deber de creer en Cristo para salvarse! Los calvinistas no creen en la libre oferta del evangelio

Esta es en verdad la doctrina de algunos hipercalvinistas, pero nunca ha sido la doctrina de la corriente principal del calvinismo. La Confesión Bautista de 1689 (7.2) afirma:

7.2. Además, al haberse colocado el hombre bajo la maldición de la ley por su Caída, agradó al Señor hacer un Pacto de Gracia, en el cual libre y gratuitamente(6) ofrece vida y salvación por medio de Jesucristo a los pecadores, demandándoles fe en Él para ser salvos…

Escuche otra vez Los Cánones de Dort:

En cuanto a que muchos llamados por el ministerio del [e]vangelio no vengan a Él ni se conviertan, no es culpa del [evangelio] ni de Cristo, el cual es ofrecido por el [e]vangelio, ni [de] Dios, [quien] llama por el [e]vangelio e incluso confiere varios dones a los que llama[,] sino de aquellos que son llamados [por el ministerio de la Palabra y rehúsan venir y convertirse,] algunos de los cuales, [sin tener en cuenta el peligro que corren], rechazan la palabra de vida…(caps. 3‑4, art. 9)(7)

12. Dios no desea la salvación de los no elegidos, sino que solo manifiesta odio hacia ellos

Hay de nuevo algunos altos calvinistas que enseñan que, aunque Dios ordena a los no elegidos que vengan a Cristo, Él realmente no tiene ningún deseo de que vengan. Pero preste atención nuevamente a Los Cánones de Dort:

[Todos los que son llamados por el evangelio son llamados sin fingimiento]. Pues DIOS [declara de una manera sumamente sincera y veraz] en Su Palabra lo que a Él le agrada, a saber: que sin duda los llamados acudan a Él. Además, a todos los que vienen a Él y creen, les promete [seriamente] también [el reposo] del alma y la vida eterna. (caps. 3‑4, art. 8)(8)

13. No existe la gracia común ni nada que se le parezca

Una vez más, La Confesión Bautista de 1689 contradice esta afirmación. En su párrafo 14.3 habla de «la fe y la gracia común de los creyentes temporales(9)…».

Este es un buen lugar para detenerse y hacer uno o dos comentarios sobre lo que va por mal camino cuando el hipercalvinismo niega el deber y la fe, la libre y bien intencionada oferta del evangelio y la gracia común. ¡Lo que va por mal camino es que ¡han adoptado una doctrina desequilibrada de la voluntad divina! Están identificando la voluntad divina simplemente con el decreto de Dios. Sin embargo, la Biblia enseña que la voluntad divina también se revela en los preceptos de Dios. Consideren algunos textos:

Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley. (Deu. 29:29)

Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tornó en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente. (Gén. 50:20)

Diles: «Vivo yo» —declara el Señor Dios— «que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?». (Eze. 33:11)

¿O tienes en poco las riquezas de su bondad, tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumu­lando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. (Rom. 2:4‑5)

El hipercalvinismo se niega a valorar o subvalora la voluntad pre­ceptiva o revelada de Dios en favor de Su voluntad decretiva o secreta. Pero estas dos dimensiones de la voluntad de Dios deben ser valoradas igualmente. Dios, como santo, justo y bueno, desea y debe desear que los hombres actúen de un modo santo, justo y bueno. Por misteriosas razones propias no ha predestinado en Su voluntad decretiva que los hombres actúen siempre conforme a Su voluntad preceptiva. A veces es la voluntad decretiva de Dios que los hombres violen Su voluntad preceptiva y hagan lo que José llama el «mal». ¡Debemos inclinarnos ante este misterio y no pretender saber todo al respecto!

14. Solo los calvinistas limitan la expiación

El hecho es que todo evangélico limita de algún modo la expiación. El único que tiene una expiación realmente ilimitada es el universalista, quien cree que en verdad absolutamente todo el mundo será salvo por la muerte de Cristo. Los evangélicos que sostienen una expiación ilimitada en cuanto a su extensión limitan el poder o la eficacia de esa expiación para salvar en verdad a aquellos por los que Cristo murió. Los calvinistas limitan la extensión de la expiación, ¡pero ambos limitan la expiación! Por eso —por cierto— prefiero describir la expiación limitada como redención particular.

15. Los calvinistas limitan el valor de la expiación

¡En realidad son los arminianos quienes la limitan! Ciertamente no son los calvinistas quienes limitan el valor de la expiación. Nótense de nuevo Los Cánones de Dort:

Esta muerte del Hijo de Dios es el sacrificio y la satisfacción [únicos y perfectísimos] por los pecados, de [infinito] valor y dignidad, y abundan­temente suficiente como para expiar los pecados del mundo entero. (cap. 2, art. 3)(10)

Entonces, la pregunta debatida entre arminianos y calvinistas con respecto a la expiación limitada no es cuánta valía tiene la expiación o cuán valioso es el precio de redención pagado por Cristo. La pregunta es en lugar de quién se pagó y de quién se hizo la expiación.

16. ¡La expiación limitada contradice la libre y bienintencionada oferta del evangelio!

Los arminianos hacen esta afirmación porque concluyen con razón que la expiación limitada implica que los calvinistas no podemos decir a todo el que encontremos por el camino que Cristo murió por ellos. Si la expiación limitada es cierta, entonces Cristo no murió por todos, ¡y no podemos decir que lo hizo! Esto parece un asunto serio para quien suponga que compartir el evangelio significa decirle a la gente que Cristo murió por ellos.

El problema es que la oferta del evangelio no consiste en la opinión de nadie sobre por quién murió Cristo ni en una declaración sobre el alcance de la expiación. La oferta del evangelio no es «Cristo murió por ti». No encontrarán tal oferta del evangelio en la predicación de los apóstoles de Cristo ni en el Libro de los Hechos. La oferta del evangelio es simplemente la oferta de Cristo mismo como Salvador suficiente.

No es necesario hacer afirmaciones sobre aquellos por los que Cristo murió en el misterio de la voluntad divina a fin de ofrecer a Cristo como Salvador suficiente para todos los hombres sin excepción. La declara­ción de Pablo en Gálatas 2:20 de que Cristo me amó y se entregó a Sí mismo por mí no es una declaración de la oferta del evangelio a todos los pecadores, sino una declaración de la gloriosa seguridad de salva­ción para los pecadores salvados.

17. ¡La expiación limitada significa que «el que desee»(11) no puede venir!

Los Cánones de Dort vuelven a contradecir esta calumnia:

Pero en esto se manifestó el amor de Dios: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (1 Jua. 4:9; Jua. 3:16). (cap. 1, art. 2)(12)

Entonces, la pregunta no es si puede venir el que desee. Por supuesto, todo el que desee puede venir. La pregunta es quién vendrá realmente y qué lo hará venir.

18. ¡La gracia irresistible significa que Dios salva a los hombres contra su voluntad!

¡Es precisamente lo contrario! La gracia irresistible significa antes bien que Dios hace que la gente se ofrezca voluntariamente en el día de Su poder. El texto que a menudo citan aquí los calvinistas es Salmos 110:3: «Tu pueblo se ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder». La Confesión de 1689 (10.1) deja este asunto abundantemente claro:

10.1. A quienes Dios ha predestinado para vida, le agrada llamar eficazmente en Su tiempo señalado y aceptable, por medio de Su Palabra y Su Espíritu, sacándolos de ese estado de pecado y muerte en que están por naturaleza a la gracia y la salvación por medio de Jesucristo; iluminando sus mentes, espiritual y salvíficamente, para que entiendan las cosas de Dios; quitándoles su corazón de piedra y dándoles un corazón de carne; renovando sus voluntades y, por Su poder omnipotente, determinándolos a lo que es bueno y atrayéndolos eficazmente a Jesucristo; pero, de tal modo que vienen libérrimamente, habiendo sido hechos dispuestos para ofrecerse voluntariamente por Su gracia. (énfasis añadido)

19. ¡La gracia irresistible significa que los hombres nunca se resisten al Espíritu Santo!

Por supuesto, si la gracia irresistible significara esto, entonces la gracia irresistible no sería bíblica. La Biblia es explícita en que algunos hombres sí se resisten al Espíritu Santo. Hechos 7:51 dice: «Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres, así también hacéis vosotros».

Sin embargo, la gracia irresistible no significa que los hombres nunca se resistan al Espíritu Santo. Como mostré en una publicación anterior, según La Confesión Bautista de 1689, el calvinismo enseña algo conocido como gracia común. El llamamiento y las obras de la gracia común no son irresistibles. Como también mostré en una publicación anterior, tanto Los Cánones de Dort como La Confesión de 1689 dejan claro que también existe algo conocido como el llamamiento general del evangelio. En la gracia común y el llamamiento general del evangelio, el Espíritu Santo habla a los hombres y los llama sinceramente a venir a Cristo. Los hombres resisten con frecuencia esa gracia común y esos llamamientos generales del evangelio. Sin embargo, la gracia especial y el llamamiento eficaz del Espíritu realmente crean la respuesta a la que son llamados los hombres. ¡Por lo tanto, esta gracia especial y llamamiento eficaz son irresistibles!

20. ¡La perseverancia y preservación de los santos significa que, una vez salvos, no importa cómo vivan los hombres, igual irán al Cielo!

En nuestra degenerada época, esta es realmente la forma en que muchos que profesan ser cristianos entienden lo que llaman la seguri­dad eterna. La seguridad eterna es una corrupción de la doctrina de la perseverancia y preservación de los santos.

El hecho histórico es que, en la época del Sínodo de Dort y de la redacción de La Confesión Bautista de 1689, ni los calvinistas ni los arminianos de la corriente principal creían en una doctrina tan horrible. Ni a los calvinistas que escribieron Los Cánones de Dort, ni a los arminianos que los obligaron a redactarlos, les habría pasado por la mente jamás enseñar algo parecido a la idea de que, una vez cristiano, será salvo sin importar cómo viva. Tanto calvinistas como arminianos creían que la perseverancia de los santos era una necesidad. ¡Solo discrepaban en cuanto a si era una realidad y una certeza!

Presten atención a estos fragmentos de Los Cánones de Dort:

A los que Dios llama, conforme a Su propósito, a la comunión de Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y regenera por el Espíritu Santo, a estos les salva ciertamente del dominio y de la esclavitud del pecado…

… Pero fiel es Dios que misericordiosamente los confirma en la gracia que ya les ha conferido, y poderosamente los preserva hasta el fin. (cap. 5, arts. 1 y 3)(13)

Los salvos son liberados del dominio y la esclavitud del pecado y son preservados poderosamente en esa liberación hasta el fin. Esta es la doctrina auténtica y original de la perseverancia de los santos.

21. ¡La perseverancia y preservación de los santos significa que el pueblo de Dios no puede tener seguridad de salvación hasta después de haber perseverado hasta el fin!

Nada podría estar más lejos de la verdad. Solo la doctrina de la perseverancia y preservación de los santos fundamenta la seguridad de salvación. Solo una salvación otorgada por elección soberana y en la que todo verdadero cristiano ciertamente será preservado provee algún fundamento o esperanza de auténtica seguridad de salvación.

Además, la seguridad de nuestra perseverancia no tiene que esperar hasta después de que hayamos perseverado hasta el fin. Puede obtenerse de las marcas de la gracia especial que acompañan a toda fe verdadera. La Confesión Bautista de 1689 lo afirma claramente en su capítulo 14, párrafo 3:

Esta fe, aunque tenga diferentes grados y pueda ser débil o fuerte, aun así, es —{incluso} en su menor grado— diferente en su clase o naturaleza (como lo es toda otra gracia salvadora) de la fe y la gracia común de los creyentes temporales(14); por lo tanto, aunque puede ser asaltada y debilitada muchas veces, aun así, obtiene la victoria, creciendo en muchos hasta alcanzar una plena seguridad por medio de Cristo, quien es tanto el Autor como el Consumador de nuestra fe.

Una vez más y por último, escuchen Los Cánones de Dort:

En cuanto a esta [preservación] de los escogidos [para] salvación, la perseverancia de los verdaderos creyentes en la fe, los creyentes mismos pueden estar seguros, y lo estarán según la medida de la fe por la cual firmemente creen que son y permanecerán siempre miembros vivos y verdaderos de la Iglesia, y que poseen el perdón de [los] pecados y la vida eterna. (cap. 5, art. 9)(15)

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NOTAS:

(1) Este escrito, publicado originalmente en varias partes por el presente autor en el sitio web del Covenant Baptist Theological Seminary en 2015, ha sido compilado en un solo artículo y está disponible {en inglés} en el siguiente enlace: <https://cbtseminary.org/21-misunderstandings-of-calvinism-sam-waldron/>. Nota de los traductores: Consultado el 9 de febrero de 2024.

(2) Nota de los traductores: la libertad de la voluntad —O lo que se conoce comúnmente como libre albedrío.

(3) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (II:5), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2380. Corchetes añadidos.

(4) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (I:12), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2376.

(5) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (II:5), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2380. Corchetes añadidos.

(6) Nota de los traductores: libre y gratuitamente —Esta frase corresponde a una sola palabra en el original («freely»), la cual puede significar lo mismo libremente (sin restricciones), gratuitamente (sin costo), o una combinación de ambas ideas.

(7) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (III‑IV:9), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2382. Corchetes añadidos para lograr mayor equivalencia con la traducción al inglés citada por el autor.

(8) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (III‑IV:8), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2382. Corchetes añadidos para lograr mayor equivalencia con la traducción al inglés citada por el autor.

(9) Nota de los traductores: creyentes temporales —Es decir, aquellos que son creyentes solo por un tiempo.

(10) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (II:3), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2380. Corchetes añadidos para lograr mayor equivalencia con la traducción al inglés citada por el autor.

(11) Nota de los traductores: Apocalipsis 22:17 (NBLA). La RVR60 traduce «el que quiera».

(12) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (I:2), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2375.

(13) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (V:1, 3), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2386.

(14) Nota de los traductores: creyentes temporales —Es decir, aquellos que son creyentes solo por un tiempo.

(15) Nota de los traductores: La traducción de este fragmento fue tomada de «Los Cánones de Dort» (V:9), en La Biblia de Estudio de la Reforma (EE. UU.: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020), p. 2387. Corchetes añadidos para lograr mayor equivalencia con la traducción al inglés citada por el autor.

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