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Por: R. C. Sproul.

Este artículo forma parte de la serie «Qué buena pregunta«

¿Es posible que algo suceda por casualidad? Mi respuesta a esa pregunta es: “Ni por casualidad.” Nada ocurre por casualidad. Si con eso queremos decir que la casualidad puede provocar cosas, eso es absolutamente imposible desde el punto de vista científico, racional y teológico.

¿Por qué haría yo una afirmación como ésa? Parece muy radical y, de hecho, incluso grandilocuente declarar que nada podría suceder por casualidad. La razón que tengo para decirlo es ésta: la casualidad no es una cosa. La palabra casualidad es meramente una palabra que usamos para describir posibilidades matemáticas. Digamos que lanzamos una moneda al aire; no sabemos si va a salir cara o cruz, pero decimos que, por casualidad, podría salir cara en una probabilidad de cincuenta y cincuenta. Sin embargo, la casualidad no tiene nada que ver con que salga cara o salga sello. La casualidad no tiene poder para influenciar nada; no tiene poder para hacer cosas, y esto se debe a que la casualidad no es una cosa. Es nada. Para que algo tenga poder o influencia, primero debe ser antes de que pueda hacer, pero la casualidad no es una entidad. No tiene poder alguno, y no puede hacer nada porque ella misma no es nada.

El otro lado de la pregunta es: ¿Suceden accidentalmente las cosas que ocurren en el mundo? Bueno, debemos entender que hay una causa para todo lo que ocurre. Algunos científicos están desconcertados por experimentos de partículas subatómicas que involucran lo que en los círculos sofisticados se llama el principio de incertidumbre o indeterminación de Heisenberg. Ciertos estudios muestran que no tenemos idea de por qué estas partículas subatómicas se comportan de la forma en que lo hacen. Algunos han llegado a la conclusión de que, puesto que no sabemos por qué estas partículas se comportan de la manera en que lo hacen, nada las hace comportarse de esa manera.

¿Cuánto conocimiento tendríamos que tener antes de decir que nada está provocando un efecto observable? Tendríamos que agotar cada rincón y rendija del universo y luego volver a hacerlo para asegurarnos de que no pasamos por alto al culpable la primera vez.


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