Por: Robert Parker
Esta oración forma parte de la serie: Orando con los puritanos
Oh, Señor, enséñame a orar, para que pueda invocar tu nombre. Prepara mi corazón para pedir y misericordiosamente abre tus oídos para escucharme.
Señor Dios Todopoderoso y eterno, eres el Creador y quien conserva constantemente todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra. Por tu gentil providencia, en el principio fui formado temerosa y maravillosamente, e incluso hasta ahora me guardas y me preservas.
Soy la obra de tus manos, y deseo humillar tanto mi alma como mi cuerpo ante tu majestad celestial.
Así que aquí, en tu presencia, Señor, declaro mi propia indignidad para presentarme ante ti, para invocarte o siquiera para realizar la menor de las tareas relacionada con tu adoración y gloria.
Ya que mi corazón está contaminado e inmundo, te ruego que seas amable conmigo, por amor de Jesucristo, tu Hijo. Por amor a su promesa, su verdad y su misericordia, ten piedad de mí.
Perdona y absuelve todos los pecados, iniquidades y delitos que he cometido contra ti, ya sea de palabra o de obra. Amén.