Por: Charles Stanley
Nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino… contra las huestes espirituales de maldad. EFESIOS 6.12, LBLA
¿Alguna vez siente como si estuviera librando una guerra? Tal vez hay situaciones que estallan sin causa, impulsando la división, el conflicto y el estrés innecesarios. Algunas tareas sencillas se vuelven complicadas. La mala comunicación abunda. Las tentaciones y frustraciones aumentan. Mientras tanto, usted se ve bombardeado por pensamientos terribles de derrota e inutilidad.
Usted se encuentra en una batalla espiritual y su enemigo está tratando de socavar su fe e impedir su progreso. Satanás no puede destruir su alma, pero sí puede destruir su eficacia, edificando en su vida fortalezas que influyan en sus pensamientos y acciones, esclavizándole a la larga al pecado. De ese modo, le hace ineficaz para el reino de Dios. No caiga en su trampa.
En lugar de eso, derrote al enemigo declarando su confianza en Dios. Permita que el Señor identifique las fortalezas y le libre de ellas. Recuerde quién es usted en Cristo. El Señor es mayor que cualquier arma que el enemigo puede lanzar en su contra. Así que comprométase con Dios de todo corazón y permítale que le defienda.
Padre, abre mis ojos a las fortalezas y tácticas del enemigo. Gracias por tu protección y liberación. Amén.
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