Por: Ray Comfort
Este artículo forma parte de la serie: En esto pensad
El hijo sabio es la alegría de su padre, el hijo necio es el pesar de su madre —PROVERBIOS 10:1
Padres y madres reaccionan de manera distinta ante los problemas de la vida. Cuando tengo un problema, prefiero no hablar al respecto. Prefiero retirarme a una cueva y reflexionar silenciosamente hasta encontrar una solución. Por lo general, las mujeres prefieren hablar de sus problemas, lo cual les hace sentirse aliviadas de la carga.
Hace muchos años, cuando dirigía un centro para la prevención de las drogodependencias, descubrí que los padres dan a menudo por perdidos a sus hijos drogadictos. Su actitud era: En esta casa no va a tomar drogas. ¡Si no se pone las pilas, va fuera! Sin embargo, las madres suelen ser más compasivas y empáticas con sus hijos atrapados en la terrible telaraña de la drogodependencia.
Los cristianos no deberíamos reaccionar como lo hace el típico hombre, sino tomar el camino de la compasión y permitir que la pesadumbre que suele acompañarla nos lleve a la oración.
REFLEXIÓN: ¿Cuándo he reaccionado a algo con falta de compasión?
Padre, ayúdame a responder siempre a todas las cosas de un modo que te sea agradable.
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