Por: John MacArthur
Este artículo forma parte de la serie: «Devocional Acércate a Dios«
«Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento» (Efesios 1:18).
La iluminación espiritual no viene a través del esfuerzo propio ni de la meditación introspectiva, sino mediante el Espíritu Santo de Dios.
Nuestra sociedad ha estado enamorada de la búsqueda de la iluminación espiritual, sobre todo desde la afluencia del pensamiento oriental en occidente durante la década de 1960. Ahora nos estamos ahogando en un mar de falsas religiones y filosofías de la Nueva Era.
La iluminación verdadera continúa eludiendo a muchos, puesto que han negado su fuente y han recurrido a gurúes y maestros que no tienen luz que dar. Personas que propagan el esfuerzo propio y la meditación introspectiva, pero la iluminación espiritual no llega por esos medios. Solo viene a través del Espíritu Santo (1 Corintios 2:14-16). Es por eso que Pablo oró para que Dios mismo iluminara el corazón de los creyentes efesios (Efesios 1:18).
Podemos esperar que Pablo ore por las mentes iluminadas más que por los corazones, pero eso se debe a que asociamos la palabra corazón con emociones, en lugar de asociarla con pensamientos. Sin embargo, en el pensamiento hebreo y griego, el corazón era considerado el asiento del conocimiento, el pensamiento y la comprensión. Por ejemplo, Jesús dijo que los malos pensamientos salen del corazón (Mateo 15:19). Las emociones son importantes, pero deben ser guiadas y controladas por una mente iluminada.
¿Cómo te ilumina el Espíritu? Al orar y estudiar la Palabra de Dios, Él transforma y renueva tu mente (Romanos 12:2) llenándote «del conocimiento [de Dios] de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual» (Colosenses 1:9). Él te enseña a reconocer y defender lo que es excelente para que seas «sincero e irreprensible» delante de Dios (Filipenses 1:10). Él implanta la verdad bíblica en tu pensamiento para que tus respuestas se parezcan cada vez más a las de Cristo.
Qué maravilloso saber que, en cada momento del día, Dios está trabajando dentro de ti de esa manera. Sé diligente para orar y pasar tiempo con la Palabra de modo que tu progreso espiritual sea evidente para todos (1 Timoteo 4:15).
Sugerencias para la oración: Agradece a Dios por el trabajo transformador del Espíritu dentro de ti. Reafirma tu amor por Él y exprésale tu disposición a ser cambiado por su Espíritu de cualquier manera que considere apropiado. Mantente alerta a las actitudes o acciones que necesitan modificarse. Confía en la gracia y la fortaleza de Dios al hacerlo.
Para un estudio más profundo: Lee Génesis capítulos 27 a 33, y observa cómo usó Dios los acontecimientos de la vida de Jacob para transformar su débil compromiso espiritual en uno que era fuerte e incondicional (especialmente Génesis 28:20-22; 32:9-12).
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