Por: Mark Hitchcock
Este artículo forma parte de la serie: «101 respuestas a preguntas sobre Satanás, demonios y guerra espiritual»
Cuando muchas personas piensan en Satanás, los demonios y la guerra espiritual, inmediatamente imaginan a alguien controlado por poderes demoníacos, o lo que a menudo se llama posesión demoníaca. Esta imagen puede provenir de películas o de la cultura popular, pero sea cual sea la fuente, muchas personas sienten curiosidad por la posesión demoníaca. Desafortunadamente, esta curiosidad va acompañada de una profunda confusión y controversia. La Biblia nunca establece una definición simple y sistemática de posesión demoníaca, pero hay suficiente evidencia para establecer una comprensión clara de lo que está involucrado.
El Antiguo Testamento no contiene ningún caso claro de posesión demoníaca, por lo que estamos limitados al Nuevo Testamento para comprender este importante tema. El Nuevo Testamento emplea dos términos básicos que informan nuestra comprensión de este tema. La primera expresión es echo (tener) daimonion (demonio) o akatharton pneuma (espíritu inmundo). Por lo tanto, significa “tener un demonio” o “tener un espíritu inmundo” (Marcos 3:30; Lucas 7:33; Juan 7:20; Hechos 8:7).
La segunda palabra es daimonizomai (estar poseído por un demonio). Aparece trece veces en el Nuevo Testamento, todas ellas en los Evangelios (siete veces en Mateo, cuatro veces en Marcos, una en Lucas y una en Juan). Estas dos expresiones, “tener un demonio” y “ser poseído por un demonio” son sinónimas porque en Marcos 5:15-16,18 el endemoniado gadareno es llamado “poseído por un demonio”, y en el relato paralelo en Lucas 8:27 el se dice que el mismo hombre “tiene un demonio” (traducción literal). En los relatos bíblicos de posesión demoníaca, un demonio se instala dentro del cuerpo de una persona.
Alex Konya lo define como “la invasión del cuerpo de una víctima por un demonio (demonios), en la que el demonio ejerce un control vivo y soberano sobre la víctima, que la víctima no puede resistir con éxito”.
La noción de posesión o control demoníaco se ve reforzada por los términos que se utilizan cuando se expulsa a un demonio de una persona. En el relato del endemoniado de Gerasene, Marcos 5:13 dice: “Y saliendo [del hombre], los espíritus inmundos entraron en los cerdos”. Lucas 8:2 menciona a María Magdalena, “de quien habían salido siete demonios”. En casos de posesión demoníaca, uno o más demonios habitan en una persona. Jesús les dio a Sus discípulos una ilustración instructiva de posesión demoníaca en Mateo 12:43-45.
Ahora bien, cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso, y no lo encuentra. Luego dice: “Volveré a mi casa de donde vengo”; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entran y moran allí; y el último estado de ese hombre se vuelve peor que el primero. Así será también con esta generación malvada.
De esta ilustración vemos nuevamente que la posesión demoníaca involucra espíritus demoníacos e inmundos que viven dentro de un individuo.
Demonizado y tener un demonio se usan en las Escrituras para un solo tipo extremo de actividad demoníaca: tener uno o más demonios residiendo dentro del cuerpo de una persona y ejerciendo control anulando la voluntad del individuo en relación con sus funciones corporales. El alma de la persona, su identidad, sigue ahí, aunque quizás inconsciente. Su voluntad de creer o rechazar el evangelio todavía está ahí, pero no su habilidad para controlar su cuerpo. Estas palabras nunca describen un caso que involucre nada menos, como una mera influencia o poner ideas en la mente de alguien. Por ejemplo, estos términos nunca describen las actividades de acusación, tentación, engaño o persecución de Satanás; describen solo el caso extremo de ser controlado internamente por un demonio.
De la evidencia bíblica podemos desarrollar esta definición concisa: La posesión demoníaca es el control interno directo por parte de los demonios de su víctima al residir en ella.
Fuente: 101 respuestas a preguntas sobre Satanás, demonios y guerra espiritual.