Por: Charles Stanley
«Mi palabra… no volverá a mí vacía, sino que… será prosperada en aquello para que la envié». ISAÍAS 55.11
Afírmese en la Palabra de Dios. Sin que importe cuáles tormentas surjan, la verdad de Dios siempre permanece firme y prevalece. Toda forma de seguridad terrenal puede desilusionarlo, pero no las Escrituras. Ellas no pueden hacerlo. Estando respaldadas por el asombroso poder de Dios Todopoderoso, sus promesas se cumplen por completo y obtienen la victoria absoluta (1 Reyes 8.56).
Sin embargo, este es el verdadero reto: creer en las Escrituras cuando todo lo demás parece contradecirlas. Esto es lo que Pedro enfrentó cuando anduvo sobre el mar azotado por el viento para ir a Jesús (Mateo 14.25–33). Aunque Jesús lo llamó, Él se distrajo por la tormenta y empezó a hundirse en las olas embravecidas. Sin embargo, la fe genuina considera la Palabra de Dios como siendo incluso más confiable de lo que cualquier otra cosa pudiera parecer, por más real que pudiera presentarse.
De manera similar, al aferrarse a las promesas de Dios durante las tempestades, a la larga se presentará una crisis de fe en la que usted deberá aceptar lo que Dios dijo y ponerlo en práctica, o hundirse de nuevo en un estado de impotencia. Mantenga sus ojos fijos en el Salvador y su corazón anclado en las Escrituras. La Palabra de Dios no falla, ni tampoco usted fracasará cuando confía en Él.
Jesús, ayúdame a aferrarme a tu Palabra durante la tormenta, creyendo en ti por sobre todo lo demás. Amén.
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Que maravilloso es despertar cada mañana y saber que Dios tiene cuidado de su creación . Gracias Señor porque tu palabra es viva y egicaz. Tu vives en el corazón del creyente por el poder de su Santo Espiritu. Dios les bendiga. La sana doctrina nos afirma cada dia en el conocimiento y obediencia a nuestro Salvador.