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Por: A.W. Pink

Este artículo forma parte de la serie: «Los beneficios de guardar nuestro corazón«

El cuidado diligente del corazón ayuda a crecer en la gracia. La gracia no prospera en un alma descuidada, porque las raíces de la gracia están plantadas en el corazón, y mientras más profunda esté radicada, más próspera y evidente será la gracia.

En Efesios 3:17 leemos sobre ser «arraigados y cimentados en amor»: amor en el corazón es la fuente de cada palabra de gracia que sale de la boca y de cada acción piadosa de la mano. Pero ¿no es Cristo la «raíz» de las gracias del cristiano? Si, la raíz de origen, pero la gracia es la raíz originada, plantada y nutrida por Él, y de acuerdo a esto prospera bajo influencias divinas. Pero esas influencias divinas son ahogadas si ese corazón no se mantiene en un cuidado diligente. Así como en un jardín descuidado la maleza desplaza a las flores, así los pensamientos vanos que son permitidos, y la lujuria que no es mortificada, devora la fuerza del corazón.

«Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche» (Salmos 63:5–6).

El cuidado diligente del corazón hace que el compañerismo cristiano sea precioso y provechoso. ¿Por qué es que cuando los cristianos se reúnen hay a menudo tristes contenciones? Es a causa de las pasiones no mortificadas. ¿Por qué sus conversaciones son tan efímeras y sin valor? Es a causa de la vanidad y la mundanalidad de sus corazones. Por medio de las acciones y conversaciones de los cristianos es fácil discernir en dónde están enmarcados sus espíritus.

Observa a alguien que tenga una mente verdaderamente puesta en Dios; y verás cuán serias, celestiales y edificantes son sus conversaciones. «La boca del justo habla sabiduría, Y su lengua habla justicia. La ley de su Dios está en su corazón» (Salmos 37:30–31) . Si cada uno de nosotros fuera humillado cada día delante de Dios, seríamos más amorosos y tiernos con nuestros hermanos ( Gálatas 6:1).

Tomado de «Cristianismo práctico» de A. W. Pink. 

*A.W. PinkFue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritanas


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