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Por: Charles Stanley

«Obedézcanme, y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. ¡Hagan todo lo que les diga y les irá bien!». JEREMÍAS 7.23, NTV

Hoy, sin importar con lo que se enfrente, obedezca a Dios y déjele a Él las consecuencias. Tal vez haya una decisión que inmediatamente aflore a su mente. Sin importar cuán difícil o imposible parezca la senda que el Señor le llama a seguir, haga lo que Él dice.

Si hay conflicto, sea un pacificador sabio y humilde (2 Timoteo 2.24–26). Si surge la ansiedad, confíe en el Padre (Isaías 41.10). Si alguien le ofende, sea perdonador (Efesios 4.32) y confíe en que Dios le vindicará (Isaías 54.17). Si otros están sufriendo, sea un consolador (2 Corintios 1.3–4). Si una persona que encuentra se siente agobiada por el pecado, proclame el evangelio (Juan 3.16).

Si necesita dirección, ore (Salmos 32.8). Si las tentaciones le atacan, huya (1 Corintios 10.13). Y en toda tarea que se le dé, hágalo «de corazón, como para el Señor y no para los hombres» (Colosenses 3.23).

Usted simplemente no puede hacer algo malo cuando obedece a Dios. Así que confíe en Dios incluso si es difícil. Y no tenga duda alguna de que Él bendecirá su fidelidad.

Señor, te obedeceré. Muéstrame qué hacer y dame el valor y la sabiduría para llevar a cabo tu voluntad. Amén.


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