No olvides compartir ...

Por: George Whitefield

Este artículo forma parte de la serie: 365 días con George Whitefield

Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. 1 Corintios 4:10

Ay de quienes no dan muestras de ser amados del Señor. ¿Hay algún Esaú profano aquí esta noche que diga: «No me hables de que eres un amado del Señor; si puedo disfrutar del amor de una persona así, no me preocupa que Dios me ame o no. Puede que me digas que Dios ama a las personas en su aflicción, pero yo no deseo ninguna de esas señales, creo que Dios me ama porque soy una buena persona; creo que Dios me ama porque prospero; creo que Dios me ama porque estoy muy sano y fuerte. Me da igual esperar en Dios o no, dar a los pobres o no»?

No suavizaré la cuestión: es imposible ir al Cielo sin vestir el ropaje del insensato. Ah, me dirás, eso es una muestra de tu soberbia; violentas a tus oyentes, los induces al malentendido y los conviertes en sus propios perseguidores […]. Pocos son los que tienen el valor de aquel caballero que amaba a Dios y fue a ver a algunos parientes carnales tras convertirse en un insensato por amor de Cristo. Uno de sus familiares le dijo: «Tenemos siempre la costumbre de cantar después de comer», y le pidió que cantara. Dijo que lo haría cuando le llegase su turno. Cuando dos de ellos hubieron cantado, su pariente le dijo: «Vamos, primo, canta algo». Y dijo él: «Hace tiempo que no canto una canción, pero si así lo deseas, cantaré un himno». Lo cantó, pero jamás volvieron a pedirle que cantase nada, ni cantaron ellos después. ¡Qué dulce es llevar algo a cabo con valentía por Cristo!

Tomado de «365 días con George Whitefield«, lecturas seleccionadas y editadas por Randall J. Pederson, puedes adquirirlo en este enlace.  


Puedes seguirnos en FacebookTelegram Youtube

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *