Por: A. W. Pink
Este artículo forma parte de la serie «La seguridad eterna»
Cuando afirmamos la perseverancia final de los santos, no queremos decir:
Que todo cristiano profesante alcanzará el Cielo. Rociar unas pocas gotas de agua sobre la cabeza de un bebé no lo califica para la herencia de los santos en la luz, ya que en unos años ese niño no se ve diferente de los que no recibieron esta ordenanza. Tampoco una declaración de fe por parte de un adulto demuestra que es una nueva criatura en Cristo. Muchos nacidos de padres papistas han sido convencidos de la locura de inclinarse ante los ídolos, confesar sus pecados a un sacerdote y otros absurdos, pero la conversión al protestantismo no es lo mismo que la regeneración, como muchos evidenciaron en los días de Lutero.
Muchos judíos han estado convencidos de las afirmaciones mesiánicas de Jesucristo y han creído en Él como tal, sin embargo, esto no es una prueba de la gracia salvadora, como lo demuestra claramente Jn 2:23, 24, 6:66. Miles más se han conmovido emocionalmente bajo los llamamientos hipnóticos de los evangelistas, han “tomado decisión por Cristo” y “se han unido a la iglesia”, pero su interés se evaporó rápidamente y pronto volvieron a revolcarse en el lodo.
Tomado del libro «Seguridad Eterna» de A.W. Pink.
*A.W. Pink. Fue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritanas
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