Por: Thomas Watson
Sofonías 3:17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
Dios se representa como un Padre para motivarnos a la oración. La imagen de un Padre habla de amor y condescendencia. El nombre de Jehová es majestuoso, el nombre «Padre» muestra misericordia. Nuestro Padre es el único y sabio Dios, y sabe cuál es la mejor forma de traernos lo que es mejor para nosotros. Los padres terrenales no siempre saben cómo aconsejar a sus hijos, pero Dios siempre sabe lo que es mejor para nosotros y cómo consolarnos de la mejor manera. Él tiene su medicina lista cuando desmayamos (2 Corintios 7:6). Él sabe cuando lo mejor para nosotros es la aflicción y cuando ha de darnos una porción amarga (1 Pedro 1:6). El Padre sabe cómo hacer que las cosas malignas obren para el bien de sus hijos (Romanos 8:28) y elaborar un antídoto soberano para el veneno.
Nuestro Padre es amor (1 Juan 4:16). El afecto de un padre no es más que un guijarro comparado con el amor de Dios por sus hijos. Él les entrega la crema y nata de su amor, que es un amor salvador. Para el amor, no existe ningún padre como Dios. Tú mismo no puedes amar a tu alma con tanta plenitud como Él te ama.
Él nos da riquezas inescrutables, el maná escondido, el árbol de la vida, ríos de gozo. Sus tesoros no pueden agotarse nunca. Nuestro Padre es el mejor padre, un padre que da a sus hijos más de lo que ningún padre podría jamás conceder. Dios cuenta a sus hijos entre sus joyas, y escribe sus nombres en el libro de la vida, y nunca los borra (Apocalipsis 3:5). No se avergüenza de ser llamado nuestro Dios (Hebreos 11:16).
Cristo escribe sobre nosotros el nombre de Dios (Apocalipsis 3:12). ¡Qué gran honor y dignidad es esto! Tenemos la bendición del amor y el favor de Dios, y Él es nuestro deleite. Todo verdadero hijo de Dios dice como Pedro en Juan 21:16: «tú sabes que te amo».
*Thomas Watson. Predicador Puritano inglés, del que se ignora su genealogía y la fecha de su nacimiento. Estudió con ahínco en el Emmanuel College de la Universidad de Cambridge, llamada la “Escuela de los Santos”, porque allí recibió su educación universitaria un número elevado de los llamados Puritanos, o teólogos evangélicos reformados del siglo XVII
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