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Por: Norman Geisler.

Este artículo forma parte de la serie: «Enigmas y supuestas “Contradicciones” Bíblicas»

ÉXODO 1:15-21 – ¿Cómo podía Dios bendecir a las parteras hebreas por desobedecer a la autoridad gubernamental designada por Dios (Faraón) y mentirle?

PROBLEMA: La Biblia declara que «las autoridades que existen han sido designadas por Dios» (Rom. 13:1). La Escritura también dice: «Los labios mentirosos son abominación a Jehová» (Prov. 12:22). Pero el Faraón (rey) de Egipto había dado una orden directa a las parteras hebreas de que mataran a los varones hebreos recién nacidos. «Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como el rey les había mandado, sino que preservaron la vida a los niños» (Éx. 1:17).

Las parteras, no sólo desobedecieron a Faraón, sino que, cuando él las interrogó acerca de sus acciones, mintieron, diciendo: «Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas» (Éx. 1:19. A pesar de esto, Éx. 1:20 dice que Dios «hizo bien a las parteras… Prosperó a sus familias» (v. 21). ¿Cómo pudo Dios bendecir a las parteras por desobedecer y mentir?

SOLUCIÓN: Hay pocas dudas de que las parteras desobedecieron a Faraón no sólo al no asesinar a los niños varones recién nacidos sino al mentirle diciéndole que llegaban tarde para obedecer sus órdenes. Sin embargo, hay una justificación moral para lo que ellas hicieron. Primero, el dilema moral en que las parteras se encontraron era inevitable. Debían obedecer o la superior ley moral de Dios o la obligación menor de someterse a Faraón. Antes que cometer infanticidio deliberado contra los hijos de su propio pueblo, las parteras decidieron desobedecer las órdenes de Faraón.

Dios nos ordena obedecer los poderes gubernamentales, pero también nos ordena no asesinar (Éx. 20:13). Salvar vidas inocentes es una obligación mayor que la de obedecer al gobierno. Cuando el gobierno nos ordena asesinar a víctimas inocentes, no debemos obedecer. Dios no responsabilizó a las parteras, ni nos hace responsables a nosotros, de no obedecer una obligación menor para obedecer una ley superior (cf. Hech. 4; Apoc. 13). En el caso de las parteras, la ley superior era la preservación de las vidas de los varones recién nacidos.

Segundo, el texto dice claramente que Dios les bendijo «porque las parteras temieron a Dios» (Éx. 1:21). Y fue su temor de Dios lo que les condujo a hacer lo que era necesario para salvar aquellas vidas inocentes. Así, pues, su falsa afirmación a Faraón era parte esencial de su esfuerzo para salvar vidas.

Tercero, su mentira es comparable con su desobediencia a Faraón para salvar las vidas de los inocentes recién nacidos. Este es un caso en que las parteras tuvieron que escoger entre mentir o ser obligadas a asesinar bebés inocentes. Aquí nuevamente, las parteras escogieron obedecer la superior ley moral. La obediencia a los padres es parte de la ley moral (cf. Efe. 6:1). Pero, si un progenitor o progenitora ordenara a su hijo matar a un vecino o adorar un ídolo, el niño debería rehusar. Jesús subrayó la necesidad de obedecer la superior ley moral cuando dijo: «El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí» (Mat. 10:37).

*El Dr. Norman Geisler es autor o coautor de unos cincuenta libros y centenares de artículos. Él ha enseñado en la universidad y a nivel de graduados por cuarenta y tres años. Ha dado conferencias y presentado debates en cincuenta estados y en veinticinco países de seis continentes. 


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