Por: William Gouge (1575-1653): Pastor puritano inglés, teólogo y autor.
Sobre cómo los padres deben disciplinar a sus hijos: El otro medio para ayudar en la disciplina es la corrección, que es de dos tipos: Verbal, mediante palabras y real, mediante el uso de la vara. La primera es la reprensión y debe siempre preceder a la segunda, que se denomina, de forma más habitual y adecuada, corrección o castigo.
A. La reprensión
La reprensión es una especie de término medio entre la amonestación y la corrección: Es una amonestación fuerte, pero una corrección suave. Es aconsejable usar esta reprensión verbal porque puede ser la forma de impedir [unos azotes], sobre todo en los hijos ingenuos y de buen carácter [“La reprensión aprovecha al entendido, más que cien azotes al necio” (Pr. 17:10)] y porque se puede usar, cuando no sea adecuado [recurrir a los azotes] para la ocasión como en el caso de los hijos que ya son mayores.
Los muchos buenos frutos que el Espíritu Santo indica como procedentes de una debida reprensión, muestran que es un deber del que los padres deberían tomar conciencia si desean fomentar el bien de sus hijos y, mucho más, cuando muchos buenos frutos redundan en los padres que reprenden y también en los hijos que reciben la reprensión. Respecto al beneficio de la reprensión, se dice: “…La enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen” (Pr. 6:23). Proporcionan comprensión (Pr. 15:32) y prudencia (Pr. 15:5). En cuanto al bien del que reprueba, se dice: “Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad [Esto quiere decir que tendrán mucha tranquilidad y razón para regocijarse, de modo que no tendrán por qué arrepentirse de lo que han hecho], y sobre ellos vendrá gran bendición” (Pr. 24:25). Es decir, o la bendición de los buenos hombres, que los bendecirán, alabarán y elogiarán, o la bendición de buenas cosas del Señor que los recompensará por este aceptable desempeño de su deber.
Por estas razones, los santos hombres no han escatimado en reprender a sus hijos cuando ha sido necesario (Gn. 9:25; 34:30; 49:4). Aunque Elí hizo, en cierto modo, algo al respecto, por no ser más severo en su deber, provocó destrucción sobre sí mismo y sobre sus hijos (1 S. 2:23)…
ARTÍCULO RELACIONADO: Cómo los padres deben disciplinar a sus hijos (2/3), Cómo los padres deben disciplinar a sus hijos (3/3)
Puedes seguirnos en , Facebook, Telegram o Youtube. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico.
Maravillosa enseñanza gracias..