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Por: R. C. Sproul.
Este artículo forma parte de la serie «Qué buena pregunta«
Me sobresalto un poco al oír esa pregunta porque mi memoria guarda recuerdos no muy gratos de las veces en que la he respondido en el pasado y algunas personas se disgustaron con lo que dije. Lo que me confunde es que parece haber muchos cristianos que sostienen que no hay grados de pecado, que todo pecado es pecado y que no hay diferencia entre pecados más graves y menos graves.
La iglesia católica romana históricamente ha hecho una distinción entre pecado venial y pecado mortal, expresando que algunos pecados son más atroces que otros. El pecado mortal se llama así porque es lo suficientemente grave como para destruir la gracia salvadora en el alma. Mata la gracia, y por eso se llama pecado mortal.
Los reformadores protestantes del siglo XVI rechazaron el concepto de la distinción entre pecado venial y mortal. Calvino, por ejemplo, dijo que todo pecado es mortal en el sentido de que merece la muerte; pero ningún pecado es mortal, excepto la blasfemia contra el Espíritu Santo, puesto que destruiría la salvación que Cristo llevó a cabo para nosotros. En la reacción protestante contra la distinción católica romana entre pecado venial y mortal, los Reformadores protestantes no negaron los grados de pecado. Siguieron manteniendo un concepto de grados más y menos graves de pecado. Lo que estoy diciendo es que, en el cristianismo ortodoxo, tanto la denominación católica romana como la protestante han adoptado la postura de que hay algunos pecados peores que otros. Hacen esta distinción porque se la enseña muy claramente en las Escrituras. Si observamos la ley del Antiguo Testamento, vemos que ciertas ofensas han de ser tratadas en este mundo mediante la pena capital, y otras mediante castigo corporal. Hay distinciones, por ejemplo, entre asesinato con premeditación y lo que llamaríamos homicidio involuntario. Hay por lo menos veinticinco ocasiones en que el Nuevo Testamento hace una distinción entre formas menores y mayores de maldad. Jesús, por ejemplo, en su propio juicio dice: “El que me entregó en tus manos es el que tiene el mayor pecado.”
Hay evidencia abundante en las Escrituras para postular un enfoque de gradaciones en cuanto al pecado. Y no sólo eso, sino que aun los principios de la justicia lo indicarían. Sin embargo, creo que la gente tropieza en este punto por dos razones. Una es la afirmación de Santiago, que dice: “El que obedece todas las leyes de Dios menos una es tan culpable como el que las desobedece todas.” Eso suena como si Santiago estuviera diciendo que si usted dice una mentirilla blanca, es tan malo como matar a alguien a sangre fría. Sin embargo, lo que en realidad está diciendo Santiago es que todo pecado es grave en la medida en que todo pecado es una ofensa contra el legislador, y eso es así aun en el más ligero pecado que yo cometa contra la ley de Dios. He violado el contexto total de esa ley en múltiples formas. Así que todo pecado es grave, pero no se concluye lógicamente que todo pecado es igualmente grave.
La gente también se refiere a la afirmación hecha por Jesús de que si usted codicia a una mujer, ha violado la ley contra el adulterio. Jesús no dice que codiciar sea tan malo como cometer el hecho concreto. Él simplemente dice que si usted tan solo se refrena de cometer el pecado no está totalmente limpio; usted ha violado elementos menores de la ley.
Tomado de ¡Qué buena pregunta! Copyright © 1996 por R.C. Sproul.
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