Por: Juan Calvino.
Este artículo forma parte de la serie: 365 días con Juan Calvino.
En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza. Salmo 17:15
LECTURA ADICIONAL RECOMENDADA: Jeremías 31:10-14
Algunos intérpretes, con mayor ingenio que pertinencia, limitan el significado de este versículo a la resurrección del último día. Esto implica que David no esperaba experimentar un gozo bendito en su corazón hasta llegar al otro mundo. También anula cualquier anhelo de él hasta haber alcanzado esa vida. Reconozco abiertamente que la satisfacción de la que habla David no será perfecta hasta la última venida de Cristo, pero sí que, como santos, disfrutamos de gran gozo cuando Dios permite que algunos rayos del conocimiento de su amor penetren en nuestros corazones. David describe acertadamente como satisfacción este gozo o esta paz del Espíritu Santo.
Puede que los impíos vivan cómoda y prósperamente, hasta nadando en la abundancia, pero su deseo es insaciable. Se alimentan del aire o de cosas terrenales, sin paladear las espirituales, que es donde está el verdadero alimento. Y luego se quedan estupefactos ante las punzadas de la conciencia que los atormenta y les impide disfrutar de sus posesiones. No gozan de tranquilidad y orden mental, sino que las pasiones interiores que los confunden y perturban no les dejan ser felices.
Tan solo la gracia de Dios puede proporcionarnos contentamiento e impedir que nos distraigan deseos inoportunos. No me cabe duda alguna, pues, de que en este versículo David hace alusión a los gozos del mundo que dejan desnutrida el alma, mientras que, paralelamente, incrementan y agudizan el apetito. Eso nos muestra que solamente quienes buscan la felicidad en el disfrute de Dios llegan a ser felices de forma sólida y verdadera.
MEDITACIÓN: La satisfacción en Dios es la única satisfacción verdadera, pero también es el mejor antídoto contra la mundanalidad. ¿Cómo podemos cultivar esa satisfacción en la actualidad? Esa es la única forma de encontrar un mayor gozo en el servicio a Dios y un menor atractivo en la mundanalidad.
Tomado de «365 días con Juan Calvino«, lecturas seleccionadas y editadas por Joel Beeke, puedes adquirirlo en este enlace.
*Juan Calvino (1509-1564) fue un reformador francés, pastor y teólogo, considerado entre los más grandes reformadores protestantes, lea más de su biografía en este enlace.