Por: Charles Spurgeon
Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. JUAN 10:28
No puedo avanzar una pulgada sin orar en el camino, ni mantener la pulgada que gano sin vigilar y permanecer firme. Solo la gracia puede preservarme y perfeccionarme. La vieja naturaleza acabará con la nueva naturaleza si le es posible; y hasta este momento la única razón por la que mi nueva naturaleza no está muerta es esta: porque no puede morir.
De haber podido morir, hace mucho tiempo que habría sido asesinada, pero Jesús dijo: «A mis ovejas les doy vida eterna» y «el que cree en mí tiene vida eterna» y, por lo tanto, el creyente no puede morir. La única religión que te salvará es aquella que no puedes dejar porque te posee y no te dejará. Tener a Cristo viviendo en ti y la verdad incrustada en tu misma naturaleza, ay señores, esta es la cosa que salva el alma y nada menos que esto.
Está escrito en el texto: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna». ¿Qué es esto sino una vida que durará hasta tus sesenta años y hasta diez más, una vida que eclipsará esas estrellas y aquella luna; una vida que coexistirá con la vida del Padre Eterno? Mientras haya un Dios, el creyente no solo existirá, sino que vivirá.
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