Por: Max Lucado.
El rico y el pobre se encuentran; a ambos los hizo Jehová. Proverbios 22.2
¿Has notado que Dios no te pide que demuestres que dispones sabiamente de tu sueldo? ¿Has notado que Dios no suspende tu abastecimiento de oxígeno cuando haces mal uso de sus dones? ¿No te alegras de que Dios no te concede solamente aquello por lo que recuerdas darle gracias?
La bondad de Dios brota de su naturaleza, no de nuestros merecimientos.
Alguien preguntó a un colaborador mío: «¿Qué precedente bíblico tenemos para ayudar al pobre que no tiene deseos de hacerse cristiano?»
Mi amigo respondió con una sola palabra: «Dios».
Dios lo hace diariamente con millones de personas.