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Por: A. W. Tozer

Este artículo forma parte de la serie «Encuentros con el Dios Todopoderoso»

Y a los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día. JUDAS 6

Hay dos maneras de pensar respecto a la gracia de Dios: una es mirarte a ti mismo, y ver lo pecador que eras y decir: «La gracia de Dios debe ser inmensa; debe ser tan inmensa como el espacio para perdonar a un pecador como yo». Esa es una manera, y es una buena, y es probable que sea la más popular.

Sin embargo, hay otra manera de pensar en la gracia de Dios. Piensa en ello como la forma en que es Dios… como Dios siendo Dios. Y cuando Dios le muestra su gracia a un pecador, no está siendo dramático; está actuando como Dios. Nunca actuará de otra manera que no sea como Dios.

Por otro lado, cuando ese hombre a quien condenó la justicia le da la espalda a la gracia de Dios en Cristo y se niega a dejarse rescatar, llega el momento en el que Dios debe juzgar al hombre. Y cuando Dios juzga al hombre, actúa como Él mismo al juzgarlo. Cuando Dios le muestra su amor al género humano, actúa como Él mismo. Cuando Dios les muestra juicio a «los ángeles que no guardaron su dignidad» (Judas 6), actúa como Él mismo.

Dios siempre actúa en conformidad con la plenitud de su propia naturaleza simétrica y perfecta en su totalidad.

Padre, estoy agradecido de que siempre actúes como tú mismo, con gracia y justicia. Tu constancia produce una gran paz dentro de mí. Amén


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