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Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Encuentros con el Dios Todopoderoso»
SEÑOR, he sabido de tu fama; tus obras, SEÑOR, me dejan pasmado. Realízalas de nuevo en nuestros días, dalas a conocer en nuestro tiempo; en tu ira, ten presente tu misericordia. HABACUC 3:2
La ira de Dios es su total intolerancia a todo lo que degrada y destruye. Detesta la iniquidad como una madre detesta la difteria o la polio que destruiría la vida de su hijo. La ira de Dios es la antisepsia mediante la cual se controla la putrefacción moral y se mantiene la salud de la creación.
Cuando Dios advierte de su ira inminente y exhorta a los hombres a arrepentirse y evitarla, lo expresa en un lenguaje que pueden entender: Él les dice que hay que «huir de la ira venidera» (Lucas 3:7). En efecto, dice: «Tu vida es mala, y por ser mala, eres un enemigo de la salud moral de mi creación. Debo extirpar todo lo que pueda destruir el mundo que amo. Apártate del mal antes de que me levante con ira contra ti. Te amo, pero detesto el pecado que amas. Apártate de tus malos caminos antes de que te envíe el juicio». «Oh Jehová […] en la ira acuérdate de la misericordia» (Habacuc 3:2).
Señor, me entristece ver el mal en el mundo a mi alrededor. Ayúdame a ser una luz hoy para alejar a alguien de tu ira y vivir una experiencia de tu misericordia. Amén.
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Bendiciones desde Cuba, gracias por el versículo de hoy ,amén y amén.