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Por: John MacArthur
¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él? (1 Corintios 10:22)
La idolatría es inconsecuente, demoníaca e insultante para el Señor. Eso [provocará] a celos al Señor. Dios tiene celo santo y no permitirá ninguna clase de competencia. Esa es la razón por la que Dios le dijo a Israel: “Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios” (Dt. 32:21).
El Señor condena a la idolatría de forma tan fuerte porque no hay nada que sea más ofensivo para Él que la idolatría, que es la señal más odiosa de incredulidad. Debido a que Judá se había ido “en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles… he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua” (Jer. 25:6, 9). Juan nos describe un juicio aún más terrible: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Ap. 21:8).
La pregunta de Pablo: ¿Somos más fuertes que él? es obviamente retórica. ¿Cree neciamente el idólatra que es más fuerte que Dios? Dios no permitirá que la idolatría quede sin castigo y ninguno escapará. Ni siquiera sus propios hijos escaparán sin una severa reprimenda si persisten en adorar alguna clase de ídolo. Algunos corintios habían hecho eso y habían pagado con su propia salud, o aun con su vida (1 Co. 11:30).
Fragmentos del Comentario MacArthur del Nuevo Testamento: Primera Corintios
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