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Por: John MacArthur.

Este artículo forma parte de la serie: La Gloria del Cielo

Satanás y sus demonios son ángeles caídos. Toda la información que sobre la caída Satanás obtenemos a través de la Biblia nos viene dada de una manera sutil. En ciertos textos da la impresión de que Satanás sea el destinatario final de algunos mensajes dirigidos a gobernantes de la tierra; unos reyes tan malignos que nos hacen llegar a la conclusión de que Satanás habitaba en ellos. Un ejemplo de este hecho son las palabras que el profeta Isaías (14:12-15) dirige al rey de Babilonia, palabras que en realidad se refieren a Satanás, puesto que le llama «Lucero» (literalmente estrella de la mañana»):

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.

Resulta evidente que Satanás pretendía usurpar el trono mismo de Dios y que por ello fue expulsado del cielo.

El capítulo 28 de Ezequiel contiene un mensaje al rey de Tiro que va claramente más allá del gobernante y se refiere a Satanás, quien a buen seguro moraba en su interior. Llegamos a esta conclusión porque en el texto se alude al engaño de Eva en el huerto del Edén.

Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de coralina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. -vv. 12-16

Tras su caída, Lucifer arrastró consigo a una tercera parte de los ángeles (Ap. 12:3-4). Estos ángeles caídos no son más que seres demoníacos, algunos de los cuales siguen causándonos problemas aún hoy día y seguirán haciéndolo hasta que sean destruidos por la mano de Dios, a causa de su juicio (Ap. 20:10).

Extracto del libro «La Gloria del cielo» escrito por John MacArthur.


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