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Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. SALMOS 46:10
Al hablar de carga, Jesús se refería a la carga del corazón silencioso, a la carga del ruiseñor sin voz. Era la carga del corazón capaz de sentir un amor tremendamente infinito, que no podía hallar al objeto de ese amor. Era la carga del hombre cuya lengua fue creada para alabar a Dios pero que había permanecido en silencio dentro de su boca durante todos esos años.
Creo en las escuelas y las apoyo. Pero creo que se aprende más en media hora de adoración silente en presencia de Dios con tu Biblia, que lo que podrías aprender en todas las escuelas a las que pudieras asistir. Cuando pasas tiempo adorando a Dios, atrapado entre el temor y la fascinación, entre el gozo y la angustia del arrepentimiento, aprendes más sobre la vida que lo que pudieras descubrir en cualquier otro momento.
Conocer a Dios no es cuestión de estudio, sino de iluminación. La escalera a la iluminación es la fascinación absoluta al estar en presencia de Dios. Aparta cualquier otra actividad y entra en silenciosa maravilla y admiración, en la presencia de Dios. Entonces Dios abrirá su corazón y se iluminará ante ti.
Alma mía guarda silencio; el Señor está a tu lado;
Soporta con paciencia la cruz penosa o el dolor;
Deja que Dios ordene o provea
En cada cambio Él permanecerá fiel
KATHARINA A. D. VON SCHLEGEL (1697-1768)
TRADUCIDO POR JANE L. BORTHWICK (1813-1897)
Querido Señor Jesús, ante ti espero en la quietud del anhelo. Enséñame aquello que me acerque a ti. Reposo con gozo y firmeza en tu corazón. Amén.
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Bendiciones para todos
Queridos hermanos tenemos que buscar la presencia de Dios constantemente porque acordemos que el diablo está como león rugiente buscando a quien devorar
Su hermana en Cristo Jesús Elcira Figueredo Velasco