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Por: John Piper.
Aunque la naturaleza, Satanás y el pecado pueden influir en nuestro sufrimiento y dolor, y deben resistirse con la oración, la verdad, la medicina u otros medios apropiados, no obstante, no son determinantes. Dios es quien decide. De esta manera, no tenemos un problema teológico con el pasado, sino una esperanza invencible el futuro. Si Dios es soberano, entonces nada es demasiado difícil para ÉL. Y por la sangre de su Hijo ha prometido infaliblemente…
Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús (Fil. 4:19).
Su poder se perfeccionará en tu debilidad (ver 2 Cor. 12:9).
Él te fortalecerá, te ayudará y te sostendrá con Su mano derecha (ver Isa. 41:10).
Él nunca te dejará ni te abandonará (ver Heb. 13:5).
Él no dejará que ninguna prueba venga sobre ti sin darte la gracia para soportarla (ver 1 Cor. 10:13).
Él quitará el aguijón de tu muerte con la sangre de Su Hijo (ver 1 Cor. 15:55-57).
Él te resucitará de entre los muertos y serás imperecedero (ver 1 Cor. 15:52).
Mediante el poder que le permite sujetar todas las cosas bajo Su dominio, Él transformará tu cuerpo en un cuerpo glorioso como el Suyo (ver Fil. 3:21).
Y hará esto sin fracasar, porque es absolutamente soberano sobre todo y, por lo tanto, puede hacer todas las cosas y ningún propósito Suyo puede ser frustrado (ver Job 42:2).
Este es el fundamento de nuestra esperanza y la clave del funcionamiento interno del alma cristiana.
Fragmentos tomados del libro de Piper «Asombrados por Dios» Foto de Satria en Unsplash
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