No olvides compartir ...

Por: Jonathan Edwards

Este artículo forma parte de la serie: «365 días con Jonathan Edwards«

«Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta» (Números 23:19).

Dios nunca cambia de idea. Nunca se arrepiente de algo que haya hecho. Nos vemos obligados a distinguir entre el entendimiento y la voluntad de Dios, aunque en realidad sean una sola cosa de una forma que no nos cabe concebir. De modo que, hablando en unos términos conformes a nuestra concepción, siempre está influido y gobernado por su entendimiento o juicio. Cuando Dios hace algo, lo hace porque su entendimiento determina que es lo más sabio y apropiado que se puede hacer. Todos sus actos están influidos por su sabiduría y nunca, al reflexionar sobre lo que ha hecho, cambia de idea o piensa que más le valdría no haber hecho lo que ha hecho o que sería mejor haber hecho algo que no ha hecho. Dios es un acto puro y simple en sí mismo. Sin embargo, como nos vemos obligados a concebirlo y a hablar de él, sus actos son innumerables.

Los actos de creación de Dios deben concebirse como tan incontables como las cosas creadas. Y sus actos de providencia son tan diversos como los acontecimientos providenciales, que son inmensamente numerosos cada día. Y, sin embargo, Dios jamás se ha arrepentido de nada de lo que haya hecho desde el principio de los tiempos. No se arrepintió de hacer o no hacer nada de lo que hizo en la creación: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera» (Gn 1:31).

Jamás se arrepintió de ningún acto de providencia relacionado con los ángeles, con los seres humanos o cualquier otro ser. Jamás se ha arrepentido ni del acto ni de la forma de obrar. Nunca ve, tras reflexionar, exceso o defecto alguno, ni equivocación o error alguno, en el movimiento de los engranajes de la inmensa máquina que es el mundo. De modo que, si tuviera que hacerlo todo de nuevo, no cambiaría nada en ningún sentido. Aunque las obras de Dios son muchas, las ha llevado a cabo todas con una sabiduría perfecta: «¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría» (Sal 104:24).

(De «God Never Changes His Mind», pp. 2-3). Citado en «365 días con Jonathan Edwards«, lecturas seleccionadas y editadas por Dustin W. Benge, puedes adquirirlo en este enlace.

*Jonathan Edwards (1703 – 1758). Predicador norteamericano congregacionalista, usado por el Señor en el Gran Despertar ; nacido en East Windsor, Condado de Connecticut, puedes leer más de su biografía en este enlace.


Puedes seguirnos en WhatsApp, Facebook, Telegram o Youtube. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *