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Por: A. W. Tozer

Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; HEBREOS 9:24

La adoración es el estado en que adoramos; lo cual significa amar con todas nuestras fuerzas. Significa vivir en temor, asombro y anhelo. Nuestro problema es que tenemos corazones grandes como el mundo, pero los objetos de nuestro amor son como arvejas alineadas en la vaina. Eso es lo que pasa con los que están en el mundo. Dios les da la capacidad de amar, pero no logran encontrar nada que sea digno de su amor.

En Hollywood el corazón salta como un ave, de rama en rama. Aquí, allá, enamorándose y desenamorándose, casándose 3, 4, 8 o 10 veces, porque intenta hallar algo que amar, y no encuentra nada que sea digno de su amor.

Dios nos hizo muy grandes por dentro. Dios puso la eternidad en nuestros corazones y hasta el hombre caído en pecado busca algo que sea digno de su amor.

Por eso me apena ver a las personas hechas a imagen de Dios que se desvían y viven haciendo cosas tontas, literalmente malgastando sus vidas en cosas que no son dignas.

Jesús, sé tú nuestra única alegría,

Nuestro premio y heredad.

Jesús, sé tú nuestra gloria,

Hoy y por toda la eternidad.

ATRIBUIDO A BERNARDO DE CLAIRVAUX. TRADUCIDO POR DWARD CASWALL (1814-1878)

Mi Dios y Padre, mi corazón te anhela y nada más que tú podrá llenarlo. Conocí el vacío y luego te hallé. Mi corazón alaba la majestad y maravilla de tu presencia en mi vida. Amén.

*A. W. Tozer fue un autor, pastor y evangelista cristiano, de origen estadounidense, que es considerado uno de los predicadores y escritores más importantes del siglo XX.


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