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Por: A. W. Pink

Un corazón (o alma) que haya sido radicalmente purificado aunque en parte, y que está siendo purificado continuamente, es un corazón donde el amor de Dios ha sido derramado, y por lo tanto aborrece lo que Él aborrece; es uno donde el temor del Señor habita, de modo que odia la maldad y se aparta de ella; es un corazón que rechaza el amor por el mundo.

Un corazón puro es uno donde la fe opera (Hechos 15:9), siendo atraído y conformado a la imagen del Santo, colocando su mirada en las cosas de arriba. Es un corazón que ha sido despojado todo ídolo, incluyéndose a sí mismo, para que Cristo sea entronado, de modo que desea sinceramente agradar y honrar a Dios en todas las cosas. Es uno que es progresivamente purificado de la ignorancia y el error, por medio de estudiar la verdad y obedecerla (1 Pedro 1:22). Un corazón puro está consciente de los malos pensamientos, de los deseos impuros, de fantasías asquerosas, por las cuales se lamenta y llora en secreto por llegar muchas veces al punto de satisfacerlas. Mientras más puro se vuelve el corazón, más es consciente de las corrupciones internas, y por consiguiente más se angustia por ellas.

Tomado de «Cristianismo práctico» de A. W. Pink. Foto de Esperanza Doronila en Unsplash

*A.W. PinkFue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritanas


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