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Por: Charles Spurgeon.

Este artículo forma parte de la serie Estudio de los Salmos por Charles Spurgeon

Salmo 118.

En el libro de Esdras (3:10, 11) leemos que «cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.

Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.»
 
Ahora bien, las palabras mencionadas en Esdras son las primeras y últimas cláusulas de este Salmo, y, por tanto, llegamos a la conclusión de que el pueblo cantaba todo este sublime canto; y, además, que el uso de esta composición en tales ocasiones fue ordenado por David, el cual, suponemos, es su autor. C. H. S.
 
Versículo 1. Alabad a Jehová, porque él es bueno.

Los corazones agradecidos están ansiosos de usar las lenguas de los hombres y quisieran monopolizarías para la gloria de Dios. Nunca hemos de tolerar un instante de incredulidad en cuanto a la bondad del Señor; todo lo demás puede ser discutible, pero esto es absolutamente cierto, que Jehová es bueno; sus dispensaciones pueden variar, pero su naturaleza es siempre la misma y siempre buena.

No es sólo que El fue bueno y será bueno, sino que El es bueno; sean cuales sean sus disposiciones y providencias. Por tanto, demos gracias a su nombre, aunque en el momento presente los cielos estén sombríos y nublados. C. H. S.
 
Porque para siempre es su misericordia. La misericordia es una gran parte de su bondad, y nos afecta a nosotros más que cualquier otra porque somos pecadores y tenemos necesidad de misericordia. Los ángeles pueden decir que El es bueno, pero no necesitan su misericordia, y no pueden, por tanto, deleitarse de modo igual en ella; la creación inanimada declara que es bueno, pero no puede sentir su misericordia porque nunca ha transgredido; pero el hombre, profundamente culpable y perdonado por la gracia, contempla la misericordia como e] mismo foco y centro de la bondad del Señor. C. H. S.
 
Versículo 1-4. Al oír esta cláusula repetida tantas veces aquí, que «la misericordia del Señor es para siempre», no hemos de pensar que el Espíritu Santo la emplea como una tautología vacía, sino que nuestra gran necesidad la exige; porque en las tentaciones y peligros la carne empieza a dudar de la misericordia de Dios; por tanto, no hay nada que deba ser impreso en la mente tanto como esto: que la misericordia de Dios no falla, que el Padre eterno no se cansa de remitir nuestros pecados. Solomon Gesner
 
Versículo 2,3,4. Ahora Cuidado con demorar. El demorar es peligroso; nuestros corazones se enfriarán y nuestros afectos decaerán. Es bueno, pues, hacerlo cuando somos llamados hoy, ahora. «Ahora, ahora, ahora», dice David; hay tres ahoras, y todo para enseñarnos bien que es ahora o nunca, hoy o jamás; hemos de alabar a Dios en tanto que el corazón está caliente, o bien se enfriará como una plancha.

Satanás tiene pocas esperanzas de prevalecer a menos que pueda persuadirnos de omitir el cumplimiento de nuestros deberes cuando suena el reloj; y, por tanto, su astucia y añagaza es instarnos a aplazarlos hasta otro día más apropiado o mejor. Richard Capel
 
Versículo 4. Digan ahora los que temen a Jehová, que para siempre es su misericordia.

En cada una de las tres exhortaciones, nótese cuidadosamente la palabra «ahora». No hay ocasión como la presente para dar alabanzas a Dios. La exaltación presente del Hijo de David, ahora, exige de todos los que son súbditos de su reino cánticos continuos de agradecimiento a Aquel que ha sido enaltecido en medio de Sión. Ahora, para nosotros, debería significar siempre.

¿Cuándo sería apropiado cesar de alabar a Dios, cuyas misericordias no cesan nunca? El cuádruplo testimonio a la misericordia permanente de Dios de estas cuatro expresiones están ahora delante de nosotros hablando, como cuatro evangelistas, cada una declarando el verdadero meollo del evangelio; y están como los cuatro ángeles en los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los vientos con sus manos, restringiendo las plagas de los últimos días para que la misericordia y la longanimidad de Dios puedan durar hacia los hijos de los hombres.
 
Aquí tenemos cuatro cuerdas para atar los sacrificios a los cuatro cuernos del altar, y cuatro trompetas con que proclamar el año de jubileo a los cuatro cuadrantes del mundo. Que el lector no pase a la consideración del resto del Salmo hasta que con toda su fuerza eleve su corazón y su voz para alabar al Señor, «porque para siempre es su misericordia». C. H. S.
 
Versículo 5. En mi angustia invoqué a JAH.

No le quedaba nada sino la oración; su agonía era demasiado grande para otra cosa; pero, teniendo el corazón y el privilegio de orar, lo poseía todo. Las oraciones que proceden de la angustia, generalmente salen del corazón. La oración puede ser amarga en su ofrecimiento, pero será dulce en la res-puesta. El hombre de Dios ha llamado al Señor cuando no estaba en angustia y, por tanto, encuentra natural y fácil llamarle cuando está en angustia. C. H. S.
 
Saúl procuraba matar a David, pero David vivió más que Saúl y se sentó en su trono. El escriba y el fariseo, el sacerdote y el herodiano, se unieron en oposición al Cristo de Dios, pero El es exaltado en lo alto a pesar de la enemistad de ellos. El hombre más poderoso es un pigmeo cuando se opone a Dios; sí, se retrae en la pura nada. C. H. S.
 
Versículo 6. Cuando las criaturas inferiores se ven respaldadas por otra superior, están llenas de valor; cuando el amo está cerca, el perro se aventura a atacar a animales mayores que él y no les teme; pero cuando su amo está ausente, no lo hará. Cuando Dios está con nosotros, El es supremo, y esto debería eliminar todo temor. Esto le ocurría a David: «El Señor está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.»
 
Que me haga todo el mal que pueda: fruncir el ceño, amenazar, intrigar, armarse, golpear; el Señor está a mi lado; El tiene cuidado especial de mi; El es un escudo para mí; no temeré, sino que esperaré; como en el versículo siguiente: «Yo desdeño a los que me aborrecen. Los veré cambiados o destruidos. Nuestra ayuda es en el nombre del Señor, pero nuestros temores están en el nombre del hombre. William Greenhill

Versículo 7. Jehová está conmigo entre los que me ayudan, por tanto, yo desdeño a los que me aborrecen.

Nuestro Señor Jesús en este mismo momento mira a nuestros adversarios, sus enemigos son el estrado de sus pies; los mirará en su segunda venida, y su mirada les hará huir despavoridos, pues no pueden resistirla, ya que lee los pensamientos de su mente. C. H. S.
 
Versículo 8. Quizá puede considerarse por debajo de la dignidad y solemnidad de nuestro tema hacer notar que este versículo octavo de este Salmo es el versículo que se halla en la mitad de la Biblia. Hay, creo, unos 31.174 versículos, y éste es el número 15.587. Barton Bouchier
 
Mejor es confiar en Jehová. Todos lo reconocen y, no obstante, apenas hay uno entre ciento que esté plenamente persuadido de que sólo Dios puede proporcionarle ayuda suficiente. Este hombre ha alcanzado un rango elevado entre los fieles, pues, estando satisfecho en Dios, nunca cesa de tener una esperanza viva, incluso cuando no encuentra ayuda en la tierra. Juan Calvino

Versículo 9. Mejor es confiar en Jehová que en príncipes.

Una veleta dorada da vueltas con el viento igual que una sencilla. Los príncipes son sólo hombres, y los mejores entre los hombres son pobres criaturas. En muchas ocasiones no nos pueden ayudar en lo más mínimo; por ejemplo, en la enfermedad, en la desolación, en la muerte; ni pueden ayudarnos una pizca con referencia a nuestro estado eterno.
 
En la eternidad, la sonrisa de un príncipe no sirve de nada; el cielo y el infierno no prestan el menor homenaje a la autoridad regia. El favor de los príncipes se sabe bien que es voluble, el testimonio de los mundanos es abundante en este sentido.
 
Todos recordamos las palabras que el gran poeta puso en los labios de Welsey al morir; su poder consiste en su veracidad:
 
¡Cuán desgraciado
el hombre que depende del favor de los príncipes!
Entre la sonrisa, por la que suspira,
este aspecto dulce del favor del príncipe, y su propia ruina,
hay más angustias y dolores que no hallamos
entre las guerras o entre las mujeres;
y cuando este hombre cae, igual que Lucifer,
ya no puede esperar de nuevo levantarse.
C. H. S.
 
David conocía esto por experiencia, porque había confiado en Saúl su rey; en otro tiempo en Aquis, el filisteo; en otro en Ahitofel, su prudente ministro; además de otros; y todos ellos le habían fallado; ero nunca confió en Dios sin sentir beneficio de ello. Robert Bellarmine
 
«Las palabras de los grandes hombres», dijo uno, «son como los zapatos de un muerto; tendrá que ir descalzo el que confía en ellas.» John Trapp
 
Versículo 10. Mas en el nombre de Jehová yo las rechacé.

Se necesita mucha fe para estar sosegado en el día de la batalla, y especialmente cuando la batalla se encarniza; pero nuestro héroe estaba tan sosegado como si no hubiera lucha. Napoleón dijo que Dios siempre estaba del lado de los batallones mayores, pero el Salmista guerrero halló que el Señor de los ejércitos estaba con el campeón solitario, y que en su nombre los batallones enemigos tenían que morder el polvo.
 
Hay un toque de egocentrismo en la última parte del versículo, pero queda disimulado por el nombre del Señor, de modo que la cosa no es sena. Reconoce su propia individualidad, y la afirma; no estaba sentado esperando que Dios hiciera la obra por medios misteriosos, sino que decidió emprender la campaña con la espada de su confianza, y así pasó a ser en la mano de Dios el instrumento de su propia liberación. C. H. S.
 
Versículo 11. Me rodearon y me asediaron; mas en el nombre de Jehová yo las rechacé.

Le rodearon por completo, el cerco era doble, triple, pero, a pesar de todo, él confiaba en la victoria. Es grande oír a un hombre que habla de esta manera cuando no es jactancia, sino la tranquila expresión de su confianza arraigada en Dios. C. H. S.

Es bueno que el hombre tenga adversarios, porque con frecuencia teme más pecar para que no le desprecien, que no lo aborrece en su conciencia para que Dios no le condene. Hablan mal de nosotros; si es verdad, enmendémoslo; si es falso, condenémoslo; tanto si es falso como cierto, tengámoslo en cuenta.
 
Así aprenderemos bien a partir del mal que nos causan; hagamos de ellos nuestros tutores. En todas las cosas, observémoslos; no los temamos en nada: «lo cual para ellos es ciertamente indicio de perdición, mas para vosotros de salvación» (Filipenses 1:28). La iglesia es esta torre de David; «si hay mil armas para herirnos, hay mil escudos para guardarnos» (Cantares 4:4). Thomas Adams
 
Versículo 12. Porque en el nombre del Señor yo las destruiré.

¡Qué maravillas se han realizado en el nombre del Señor! Es el grito de combate de la fe, ante el cual los adversarios huyen en desbandada.
 
«La espada de Jehová y de Gedeón» causa pánico instantáneo en el enemigo. El nombre de Jehová es la única arma que nunca falla en el día de la batalla; el que sabe cómo usarla puede perseguir a mil con su única arma.
 
¡Ay!, con demasiada frecuencia vamos a trabajar y a la contienda en nuestro propio nombre, y el enemigo no lo sabe, pero inquiere con desprecio: «¿Quién eres?» Vigilemos en no aventurarnos ante la presencia del enemigo sin armarnos primero con esta malla impenetrable. Si conociéramos este nombre mejor, y confiáramos más en él, nuestra vida sería más fructífera y sublime.
 
Jesús, el nombre más alto
en cielo, infierno y tierra.
Ángeles y hombres se postran
ante él, y los diablos huyen.
C. H. S.
 
Versículo 13. Para que cayese.

Si nuestros adversarios pueden hacer esto, habrán tenido éxito a placer; si caemos en un pecado grave, tendrán más satisfacción que si hubieran traspasado nuestro corazón con una bala asesina, porque una muerte moral es peor que la muerte física. Si pueden deshonrarnos, y a Dios a través de nosotros, su victoria será completa. «Mejor la muerte que faltar a la fe» es el lema de una de nuestras casas de nobleza, y debería ser el nuestro. C. H. S.
 
Tú has hecho tu parte, oh Satanás, y la has hecho bien. Tú has conocido todos mis puntos débiles; tú has visto dónde mi armadura no me protege; y tú me has atacado en el momento oportuno en el lugar preciso.
 
El gran poeta español Calderón cuenta de uno que llevaba una pesada armadura el año entero, y la dejó durante una hora, y en aquella hora llegó el enemigo y el hombre pagó su negligencia con la vida. «Bienaventurado el hombre que soporta la tentación; porque cuando sea probado recibirá la corona de la vida, que el Señor ha prometido a los que le aman.» John Mason Neale

Versículo 14. Mi fortaleza y mi cántico es JAH.

Esto pueden decir todos los redimidos de Jehová: «La salvación es del Señor.» No podemos tolerar ninguna doctrina que ponga la corona sobre una cabeza indebida y defraude al glorioso Rey la alabanza que le es debida. C. H. S.
 
Mi fuerza, el que pueda resistir a mis enemigos; mi salvación, que sea librado de mis enemigos; mi cántico, que puedo alabarle gozosamente y cantar a El después de ser librado. William Nicholson
 
Los buenos cánticos, las buenas promesas, los buenos proverbios, las buenas doctrinas, no empeoran con la edad. Lo que fue cantado al pasar el Mar Rojo, lo canta aquí el profeta, y será cantado al final del mundo por los santos del Altísimo. William S. Plumer
 
Versículo 16. La diestra de Jehová es sublime; la diestra de Jehová hace valentías.

El Salmista habla en tercetos, porque está alabando al Dios trino; su corazón es ferviente y le gusta insistir sobre la nota; no está contento con la alabanza que ha rendido; se esfuerza por expresarla cada vez con más ardor y júbilo que antes.

Insiste en cada frase: «me rodearon», porque el peligro de que sus enemigos lo cercaran se realizó del todo; y ahora insiste sobre el valor del brazo de Jehová, porque tiene un sentimiento tan vívido de la presencia y majestad del Señor. ¡Qué raramente ocurre esto; la misericordia del Señor es olvidada y sólo se recuerda la prueba! C. H. S.
 
Versículo 17. No moriré, sino que viviré.

David no se considera inmortal o que no haya de morir; sabía que estaba sometido a la necesidad de la muerte, pero el significado es: No moriré ahora; no moriré de las manos de estos hombres; no moriré de la muerte que ellos han planeado para mí. Joseph Caryl
 
Tiene interés recordar el siguiente incidente: «Wycliffe había envejecido, pero el reformador se hallaba especialmente desgastado por los ataques incesantes de sus enemigos, y sus labores siempre más pesadas, pues tenía 60 años apenas. Se sentía enfermo.
 
»Con extrema satisfacción, los frailes se enteraron de que su gran enemigo se estaba muriendo. Naturalmente, ellos consideraron que se sentía abrumado por el horror y el remordimiento, a causa del mal que les había hecho, y se apresuraron a presentarse ante su lecho, para recibir la expresión de su penitencia y pena.

Alrededor de la cama del enfermo se congregaron las cabezas afeitadas de los delegados de cuatro órdenes distintas. Empezaron deseándole salud y la restauración de su dolencia; pronto cambiaron el tono y le exhortaron, como uno que se halla al borde de la tumba, a hacer una confesión plena y expresar dolor y pena no fingida por los ultrajes que había infligido a sus órdenes.
 
»Wycliffe permaneció silencioso hasta que hubieron terminado, y mandó a su siervo que le incorporara un poco, apoyándole con la almohada, y después, fijando en ellos los ojos, dijo en voz alta: «No moriré, sino que viviré, y declararé las maldades de los frailes.» Los monjes abandonaron la habitación asombrados y confusos.» J. A. Wylie
 
Y contaré las obras de JAH. En el segundo miembro del versículo señala el uso apropiado de la vida. Dios no prolonga las vidas de sus hijos para que se mimen con comida y bebida, duerman tanto como les plazca y disfruten de toda bendi4ón temporal, sino para que le engrandezcan por los beneficios que El está amontonando diariamente sobre ellos. Juan Calvino
 
Según Matthesius, Lutero tenía este versículo colgado de la pared de su estudio.
 
Versículo 19. Abridme las puertas de justicia.

Las puertas ganadas por su justicia, a quien decimos diariamente: «Sólo Tú eres santo»; las puertas que exigieron la «Vía Dolorosa» y la cruz antes de que pudieran girar sobre sus goznes. En una tarde tormentosa, después que el sol se había escondido durante tres horas, el mundo oyó de nuevo acerca de aquel Edén del cual había sido expulsado Adán hacia cuatro mil años.

«De cierto, de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.» ¡Oh bienaventurado malhechor, que entraste así en los jardines celestiales! ¡Dichoso ladrón, que de este modo penetró en el reino de los cielos! John M. Neale
 
Entraré por ellas, alabaré a JAH. ¡ Ay!, existen multitudes que no tienen interés en saber si las puertas de la casa de Dios están abiertas o cerradas; y aun si saben que están abiertas de par en par, nunca se interesan por entrar; ni cruza por su mente la idea de alabar a Dios. Vendrá un día en que hallarán las puertas del cielo cerradas, porque estas puertas son peculiarmente las puertas de justicia, a través de las cuales no puede pasar nada contaminado. C. H. S.
 
Versículo 22. La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la piedra principal del ángulo.

No se daban cuenta de la excelencia de Aquel sobre el cual tenían que edificar; no podían conseguir que El encajara en su ideal de una iglesia nacional; era una piedra de una cantera distinta de la suya, y no conforme a sus ideas ni a sus gustos; por tanto, la arrojaron y amontonaron desprecio sobre la misma, como dijo Pedro: «Esta es la piedra que, fue desechada por los edificadores»; le tuvieron en nada, aunque El es el Señor de todos. Al levantarle de los muertos el Señor Dios le exaltó para ser la cabeza de su iglesia, el mismo pináculo de su gloria y hermosura.
 
Desde entonces ha sido la confianza, de los gentiles, incluso los que están alejados a través del mar, y así El ha unido los dos muros judío y gentil en un templo magnífico, y es la piedra de ángulo que los une, haciendo de los dos uno. Este es un tema que consideramos con deleite.
 
Todo esto es cierto, en un sentido muy enfático, de nuestro bendito Señor, «El Pastor, la Piedra de Israel». Dios mismo le puso donde está y, escondidas dentro de El, todas las cosas preciosas de su pacto eterno; y allí permanecerá para siempre, el fundamento de todas nuestras esperanzas, la gloria de todos nuestros gozos, el lazo de unión de toda nuestra comunión.

El es «la cabeza de todas las cosas para la iglesia» (Efesios 1:22, 23), y por El la iglesia está unida y encajada, creciendo como un templo santo en el Señor. C. H. S.
 
Todavía siguen rehusándole los edificadores; hasta este día los maestros profesionales del evangelio tienen tendencia a desviarse a cualquier nueva filosofía más bien que a mantener el simple evangelio, que es la esencia de Cristo; sin embargo, El mantiene su verdadera posición entre su pueblo, y los necios edificadores verán, para su gran desconcierto, que su verdad será exaltada sobre todos.
 
Los que rechazan la piedra escogida tropezarán con El para su propio daño, y antes de poco vendrá su segundo advenimiento, cuando El caerá sobre ellos desde las alturas del cielo y los triturará y reducirá a polvo. C. H. S.
 
Puede que haya mucho ingenio y saber, y mucho conocimiento de las Escrituras, entre los que aborrecen al Señor Jesucristo, y el poder de la piedra, y son corruptores del culto a Dios. Es el espíritu de humildad y obediencia y la fe salvadora los que enseñan a los hombres a estimar a Cristo y edificar sobre El. Robert Leighton
 
Versículo 23. Esto ha sido obra de Jehová.

Cada grano de fe verdadera en este mundo es una creación divina, y cada hora en que la verdadera iglesia subsiste es un milagro persistente. No es la bondad de la naturaleza humana ni la fuerza del razonamiento lo que exalta a Cristo y edifica la iglesia, sino un poder desde arriba. Esto hace tambalear al adversario, porque no puede entender qué es lo que le desconcierta: del Espíritu Santo no sabe nada.

Nunca cesa de asombrarnos el ver, incluso aquí abajo, que Dios, por medio de la debilidad, derrota al poder; por la simplicidad de su Palabra desbarata la astucia de los hombres, y por la influencia invisible de su Espíritu, que exalta a su Hijo en los corazones humanos frente a la oposición decidida y franca.
 
Verdaderamente es «maravilloso a nuestros ojos», como deben ser todas las obras de Dios silos hombres se dedican a estudiarlas. En el hebreo, el pasaje dice: «Hecho maravillosamente»; no sólo es la exaltación de Jesús de Nazaret maravillosa en sí, sino que el medio para realizarla es maravilloso; está hecho maravillosamente. Cuanto más estudiamos la historia de Cristo y su iglesia, más plenamente estamos de acuerdo con esta declaración. C. H. S.
 
Versículo 24. Este día se lo debemos a Jehová.

Adán introdujo un día de tristeza, pero hay otro día hecho por Cristo: Abraham vio este día desde lejos, y se alegró; nosotros andaremos, incluso en este momento, en su luz. Johann David Frisch
 
Versículo 26. Bendito es el que viene en el, nombre de Jehová.

En los días del Salmista, El era «el que viene», y El es todavía «el que viene», aunque ya haya venido. Estamos dispuestos con nuestros hosannas, tanto para su primer advenimiento como para el segundo; lo más íntimo de nuestra alma le adora y bendice con agradecimiento e invoca sobre su cabeza deleites inefables. C. H. S.
 
Versículo 27. Jehová es Dios y nos ha dado luz

Nuestro conocimiento de la gloria de Dios a través de Jesucristo no vino por la luz de la naturaleza, ni de la razón ni resultó de las chispas que nosotros habíamos encandilado, ni las recibimos de otros hombres, sino que el Dios poderoso solamente nos las mostró.
 
La palabra traducida como «cuerdas» lleva consigo la idea de guirnaldas y ramas, de modo que no era una cuerda áspera y dura, sino ornamentada, adornada incluso en nuestro caso, aunque estamos atados al altar de Dios, es con cuerdas de amor y con lazos de un hombre, y no por medio de una coerción que destruye la libertad de la voluntad. Persiste una tendencia en nuestra naturaleza a empezar aparte de esto; no se complace en el cuchillo sacrificial.

En el ardor de nuestro amor acudimos voluntariamente al altar, pero necesitamos un poder que nos constriña para mantenernos allí en la totalidad de nuestro ser y durante toda la vida. Por fortuna hay una cuerda, envuelta alrededor del sacrificio, o mejor dicho, alrededor de la persona de nuestro Señor Jesucristo, el cual es nuestro único altar, que puede retenernos y nos retiene: «Porque el amor de Cristo nos constriñe; porque decimos esto, que si uno murió por todos, entonces todos murieron; y que él murió por todos, para que los que viven a partir de ahora no vivan en sí mismos, sino en aquel que murió por ellos y resucitó.»
 
Estamos unidos a la doctrina de la expiación; estamos unidos a Cristo mismo, que es a la vez altar y sacrificio; deseamos estar más unidos a El que nunca; nuestra alma halla su libertad en estar amarrados firmemente al altar del Señor. La Junta Americana de Misiones tiene como sello a un buey, con un altar en un lado y un arado en el otro, y el lema: «Dispuestos para ambos», dispuestos a vivir y a trabajar, o dispuestos a sufrir y morir.
 
De buena gana nos desgastaríamos en la actividad para el Señor, o bien pasivamente, según El quisiera; pero como conocemos la rebelión de nuestra naturaleza corrupta, sinceramente rogamos ser conservados en esta actitud mental de consagración, y que nunca, a causa del desaliento o por las tentaciones del mundo, se nos permita dejar el altar, al cual sentimos el deseo intenso de ser amarrados más firmemente.
 
Una consagración así, y los deseos de que sea perpetua, será apropiada para aquel día de gozo que el Señor ha hecho tan glorioso por el triunfo de su Hijo, nuestra cabeza en el pacto, nuestro bien amado. C. H. S.
 
No dice: Esta luz vino como resultado de los esfuerzos de la criatura; esta luz fue producida por mi propia sabiduría; esta luz fue la naturaleza transmutada por alguna acción de mi propia voluntad, y de este modo llegó gradualmente a su existencia a través de un cultivo largo y asiduo.

Si no que atribuye toda esta luz que poseemos a Dios, el Señor, como el único Autor y Dador de ella. Ahora bien, si Dios, el Señor, nos ha mostrado a ti y a mí la misma luz que mostró a su siervo, entonces estamos llevando con nosotros más o menos aproximadamente la misma convicción solemne de que hemos recibido esta luz de El. J C. Philpot
 
No somos agradables a la vista de Dios, a menos que estemos atados a los cuernos del altar, de modo que derivemos toda nuestra aceptación del altar. Nuestras oraciones son sólo aceptables para Dios si son ofrecidas por medio de la cruz de Jesús. Nuestras alabanzas y acción de gracias son sólo aceptables a Dios si están en conexión con la cruz de Cristo y ascienden al Padre a través de la propiciación de su querido Hijo.

Y, por tanto, todo sacrificio de nuestro bienestar, de nuestra propia ventaja en nuestros días, de nuestros recursos, para el beneficio de los hijos de Dios, es sólo un sacrificio espiritual y agradable en cuanto está atado a los cuernos del altar, unido a la cruz de Jesús, y derivando toda su fragancia de esta conexión con el incienso que ofrece allí el Señor de la vida y la gloria. J. C. Philpot
 
Atad víctimas. Hay un dicho entre los hebreos: que los animales que eran ofrecidos en sacrificio eran por naturaleza los más reacios y díscolos de todos; ésta es la naturaleza de los animales desagradecidos, cuando deberíamos amar a Dios, de nuevo nos esforzamos para alejarnos de El; hemos de ser atados al altar con cuerdas, para sacar de nosotros amor o temor. Abraham Wright


Charles Haddon Spurgeon(19 de junio de 1834 – 31 de enero de 1892) fue un pastor bautista inglés. Aún es conocido por la gente como el Príncipe de los Predicadores.

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