Este artículo forma parte del devocional «El lugar apacible«
Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento… y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos (Neh. 12:43).
ALGUNOS COMENTARISTAS BÍBLICOS CREEN que antes que Lucifer se enalteciera y se rebelara contra Dios, y finalmente fuera expulsado del cielo, podría haber desempeñado una importante función a cargo de la música y la adoración: “los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación” (Ez. 28: 13).
Una cosa sabemos con certeza de él: como una criatura caída, seguramente conoce el poder de la música como medio de alabanza. Sabe cuánto le agrada a Dios escuchar las alabanzas musicales de sus criaturas. Sabe que el poder de la alabanza exalta a Dios y nos hace libres de las preocupaciones egoístas y terrenales. Por lo tanto, se esfuerza por impedirnos cantar.
En un par de ocasiones, tuve el privilegio de participar de las reuniones semanales de oración de los martes por la noche, en el Tabernáculo de Brooklyn de la ciudad de Nueva York. Una de las cosas que particularmente me conmovieron en esos servicios, fue el canto congregacional: muy ferviente, genuino y sin inhibiciones.
¡Y con razón! Muchos de esos hombres y esas mujeres han llegado a Cristo con un pasado de drogadicción, alcoholismo, violencia delictiva y promiscuidad sexual. Saben qué significa ser esclavos del pecado, no tener esperanza, estar sin Cristo. Saben de qué están cantando. Y cantan con conocimiento de causa. Porque lo han experimentado.
Desaliento, temor, ansiedad, depresión, aflicción; en muchos casos, estos sentimientos huyen cuando cantamos al Señor. Cuántas veces he visto al Señor alejar esas nubes negras que ensombrecen mi espíritu mientras le canto, aunque me tiemble la voz y me emocione; y después, avivar mi corazón y desplazar las tinieblas con la luz de su paz y su gracia.
Cualquiera que sea tu situación, canta al Señor. ¡Vamos, hazlo, ahora mismo! Deja que el Señor avive tu espíritu y triunfe sobre el intento de Satanás de desmoralizarte.
*Nancy Leigh DeMoss es una autora y predicadora cristiana estadounidense. A la vez es anfitriona de los programas de radio Revive Our Hearts («Aviva Nuestros Corazones«)
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