ÚNETE A UNO DE NUESTROS GRUPOS DE WHATSAPP, para recibir materiales todos los días, CLICK AQUÍ.
Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Encuentros con el Dios Todopoderoso»
«Mientras aquel hombre me decía esto, yo me incliné de cara al suelo y guardé silencio […] “¡Las fuerzas me han abandonado, y apenas puedo respirar!”». DANIEL 10:15, 17
Cuando nos encontramos con Dios, también tenemos un sentido de debilidad. No creo que nunca seas fuerte hasta que sepas lo débil que eres por completo. Y nunca sabrás cuán débil por entero eres hasta que estés en presencia de esa gran plenitud de fuerza, esa gran plenitud de poder infinito que llamamos Dios.
Cuando por un imponente, feliz, terrible y maravilloso momento los ojos de nuestro corazón hayan mirado al Dios trascendente, alto y sublime con sus faldas llenando el templo, sabremos cuán débiles somos […] He predicado desde que tenía diecinueve años y ahora tengo sesenta y tres. Y, sin embargo, después de todos estos años de predicación, llego al púlpito temblando por dentro, no porque le tema a la gente, sino por el temor a Dios. Es el temor y el temblor de saber que me pongo de pie para hablar de Dios, y si no hablo como es debido de Dios, ¡qué terrible error sería ese! Si hablo mal de Dios, ¡qué crimen tan espantoso! Solo cuando hablo bien de Dios me atrevo a dormir por la noche sin pedir perdón.
La mayoría de nosotros nunca hemos tenido una verdadera visión de tu poder, Señor, y por eso no hemos experimentado un sentido real de nuestra propia debilidad. Permite que pueda temerte con humildad silenciosa. Amén.
Puedes seguirnos en WhatsApp, Facebook, Telegram o Youtube. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico.