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Por: Teología Sana.

Este es un libro imprescindible y que creo que debe ser leído por todos los cristianos, un clásico espiritual de esta magnitud debería ser de lectura obligada para todos los creyentes en Cristo Jesús. Les recuerdo que el libro lo pueden descargar totalmente gratis en este enlace.

Si las frases que tomé del libro te son de bendición, entonces te invito a compartirlas con tus amigos.

– El verdadero cristiano se deleita leyendo las Escrituras porque ellas le hablan de su amado Salvador. No es un trabajo agotador para él leerlas. Raramente necesita un recordatorio para llevar su Biblia consigo cuando viaja. No puede ser feliz sin ella. ¿Y por qué todo esto? Es porque las Escrituras testifican de Aquel que su alma ama.

– El verdadero cristiano mira a los amigos de Cristo como sus amigos, miembros del mismo cuerpo, hijos de la misma familia, soldados del mismo ejército, viajeros a la misma casa.

– El corazón de un cristiano verdadero ansía por ese día bendito cuando vea a su Maestro cara a cara y no irse nunca más.

– Amar al Señor Jesucristo no es una cosa escondida, secreta, impalpable. Es como la luz y el sonido y el calor. Se ven, se oyen y se sienten. Donde no hay evidencia alguna de amor, el amor no existe.

– El verdadero cristianismo redentor no es el mero creer en ciertos conjuntos de opiniones o mantener un cierto conjunto de nociones. Su esencia es conocer, confiar y amar a una cierta Persona viva que murió por nosotros, específicamente a Cristo el Señor.

– La Biblia nos enseña abiertamente que un hombre puede tener buenos sentimientos sin una verdadera religión. No obstante, también nos enseña en una forma inequívoca que no puede haber religión verdadera sin algunos sentimientos hacia Cristo.

– No amar a Cristo es estar en un peligro latente de ruina eterna. Ver su necesidad de Cristo y su sorprendente deuda con Él, es el primer paso para amarlo.

– Si usted ama a Cristo, nunca se sienta avergonzado de dejar que los otros lo vean y lo sientan. Hable por Él. Testifique por Él. Viva por Él. Trabaje por Él.

– Es lo suficientemente malo estar sin dinero o sin salud o sin casa o sin amigos, no obstante, es peor aún estar “sin Cristo”.

– Algunos nos dicen que todos los bautizados son miembros de Cristo por virtud de su bautismo. Otros nos dicen que donde hay conocimiento intelectual no tenemos derecho alguno de cuestionar el interés de esa persona en Cristo. Para dichas opiniones tengo tan sólo una simple respuesta. La Biblia nos prohíbe decir que un hombre está unido a Cristo sino hasta que cree. El bautismo no es la prueba de que nos hemos unido a Cristo.

– El conocimiento intelectual no es la prueba de nuestra unión con Cristo. El demonio conoce muy bien a Cristo, pero no tiene parte en Él.

– Un hombre está “sin Cristo” cuando el trabajo del Espíritu Santo no puede verse en su vida.

– ¡Cuán dolorosamente santurrones son muchos! Pueden hablar complacientemente de haber “hecho su deber” y de ser “amables con todos”, haber siempre “guardado su iglesia” y “nunca haber sido tan malos” como otros y, por lo tanto, ¡parecen pensar que deben ir al cielo! Y el sentido profundo del pecado y la simple fe en el sacrificio de la sangre de Cristo, no parece tener lugar en su religión. Hablan de sus obras y nunca de creer. ¿Y será que esa santurronería llevará a alguien al cielo? ¡Nunca! Sin fe.

– ¡Cuán penosamente impíos son muchos! Viven en el habitual abandono de la Biblia de Dios, de las Ordenanzas de Dios y los sacramentos de Dios. No piensan en absoluto sobre las cosas que Dios ha abiertamente prohibido. Viven constantemente en caminos que son directamente contrarios a los mandamientos de Dios. ¿Y puede tal impiedad culminar en salvación? ¡Imposible!

– Debe existir un mediador entre Dios y el hombre, y hay solo uno que puede cumplir ese rol. Ese Uno es Cristo.

Sepa este día que Dios fuera de Cristo es “fuego consumidor” (Heb 12:29). Misericordioso es más allá de cualquier cosa, rico en misericordia, lleno de misericordia. No obstante su misericordia está inseparablemente conectada con la mediación de Su amado Hijo Jesucristo.

¡Ninguno tan indefenso, tan digno de lástima como aquellos que están sin Cristo!

*John Charles Ryle fue un obispo evangélico anglicano inglés. Fue el primer obispo anglicano de Liverpool y uno de los líderes evangélicos más importantes de su tiempo.


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