Por: Max Lucado.
Ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin, la vida eterna. Romanos 6.22
¿Cómo podemos los que hemos sido liberados del pecado regresar a él? Antes de conocer a Cristo nuestras vidas estaban fuera de control, desordenadas e indulgentes. Ni siquiera sabíamos cuan andrajosos andábamos hasta que lo conocimos.
Entonces hizo su aparición, y las cosas empezaron a cambiar.
Lo que desechábamos lo comenzamos a guardar. Lo que descuidábamos empezamos a limpiarlo. Lo que había estado en desorden se convirtió en orden. Claro, se producían y aún se producen lapsos ocasionales de pensamiento y acción, pero Él sin duda puso nuestra casa en orden.
De pronto sentimos el deseo de hacer el bien. ¿Regresar al desorden pasado? ¿Hablas en serio? «Pero gracias a Dios que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia» (Romanos 6.17–18).
Fuente: En Manos de la Gracia