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Por: Teología Sana.
En el mundo actual de las redes sociales, es común encontrar debates y discusiones sobre asuntos doctrinales. Sin embargo, el pastor John MacArthur, en un pequeño video publicado por el canal en Youtube «Cristianismo Auténtico«, nos advierte sobre la futilidad de involucrarse en este tipo de debates en las redes sociales. En lugar de “desperdiciar nuestro tiempo” en discusiones superficiales, el pastor nos anima a profundizar en la Palabra de Dios y buscar un entendimiento más completo de la sana doctrina.
Es cierto que las redes sociales ofrecen una plataforma para expresar ideas y opiniones, pero también son propensas a generar discusiones infructuosas. El pastor MacArthur señala que cuando alguien presenta un artículo o una opinión, es muy probable que otras personas encuentren algo que no les gusta y comiencen a desmenuzarlo. Esto puede llevar a una serie de comentarios que desvían la atención del tema original y no aportan nada beneficioso.
Las redes sociales, aunque pueden ser útiles para la comunicación, son una forma mínima de interacción. Cuando se trata de debatir sobre la sana doctrina, es importante reconocer que estos temas pertenecen a un plano más profundo e intenso. No se pueden abordar con frases llamativas o afirmaciones enigmáticas. Requieren un estudio profundo de la Palabra de Dios y un compromiso serio con el crecimiento espiritual.
El pastor MacArthur nos insta a evitar dar respuestas a medias o respuestas breves en las redes sociales. Estas plataformas no son el lugar adecuado para profundizar en la sana doctrina y lograr un verdadero progreso. En cambio, debemos buscar oportunidades para participar en discusiones más significativas y enriquecedoras, donde podamos explorar y entender mejor los principios bíblicos.
En resumen, el consejo del pastor John MacArthur es claro: no desperdicies tu tiempo debatiendo asuntos doctrinales en las redes sociales. En lugar de eso, dedica tu tiempo a profundizar en la Palabra de Dios y participar en discusiones más profundas y significativas. La sana doctrina no se logra con frases llamativas o comentarios superficiales, sino con un estudio serio y comprometido de la Palabra de Dios.
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